LA necesidad de cambiar la normativa electoral es evidente. No sólo por la investidura de Pedro Sánchez. En las elecciones municipales hemos tenido compadreos y contubernios, en según qué ayuntamientos. Algunas decisiones rechinan a las más elementales normas democráticas. El respeto a la lista más votada sólo se esgrime cuando le conviene al partido que la consigue. Mientras se cierran pactos contra natura y sin explicación, que levantan sospechas sin pruebas y a veces escandalizan. Lo más razonable sería recurrir a la segunda vuelta donde no hubiera mayorías absolutas. Así evitarían casos como el de Valencina de la Concepción, que ha sido surrealista.

EL Ayuntamiento de Sevilla ha anunciado que a partir de septiembre, tras las vacaciones, pondrá en marcha el plan para el exterminio de las cotorras. Perdón, quiero decir el Primer Plan Municipal de Control de las Cotorras Exóticas Invasoras, que es como oficialmente se denomina, y que lleva implícitas otras medidas para potenciar las especies de aves autóctonas, que justamente compiten con las dichas cotorras. A Juan Espadas lo acusarán de cotorricidio, se ve venir, a pesar de que está procediendo con una enorme exquisitez en el control. Para las cotorras capturadas utilizarán jaulas y redes que “deberán ser respetuosas con el bienestar animal y tendrán comida y agua”. Las aves serán sacrificadas con vigilancia de un veterinario, para que los verdugos municipales cumplan los protocolos establecidos.

ENTRE las devociones marianas de Sevilla, una de las más importantes es la Virgen del Carmen. Sevilla es ciudad marinera, que encuentra a la Estrella de los Mares por el río, en lo más alto de sus noches oscuras. En la travesía de los siglos, esa devoción carmelitana creció, y así nos ha llegado llena de vida. Raro es el templo sevillano que no tiene una imagen de la Virgen del Carmen. Hay hermandades y devociones por los barrios más populares de la ciudad. Y aquí permanecen históricos conventos de frailes y monjas de clausura: los carmelitas descalzos en el Santo Ángel y los calzados en el Buen Suceso. Las carmelitas descalzas siguen en Las Teresas, en el corazón del barrio de Santa Cruz; y las carmelitas calzadas en el convento de Santa Ana, en el corazón del barrio de San Lorenzo.

UNO de los mayores escándalos de las obras públicas andaluzas es el tranvía de Alcalá de Guadaíra. La consejera de Fomento, Marifrán Carazo, y el viceconsejero, Jaime Raynaud, han abierto los cajones que han heredado del anterior gobierno socialista y se están llevando grandes sorpresas. En los últimos años de la Junta apenas hicieron nada útil, por lo que se van a perder fondos europeos, si no lo evitan a tiempo. Hay obras con inversiones multimillonarias de dinero público que se plantearon mal. Entre esos proyectos demenciales está el del tranvía de Alcalá de Guadaíra, donde han invertido 97,7 millones.

SI Gustavo Adolfo Bécquer hubiera sido concejal del PP, hubiera modificado su popular rima de las golondrinas. Se hubiera quedado en “Volverán las oscuras ratas en tu portón sus nidos a colgar…”. O algo así, yo no me voy a poner a enmendarle las rimas al gran poeta de San Lorenzo. En Sevilla, casi todos los poetas salen del barrio de San Lorenzo, probablemente por inspiración del Hijo de Dios, y porque la Soledad es de por sí poética. Pero no se trata de poesía, sino de ratas, que en ocasiones también han sido vistas por el barrio de San Lorenzo, como por los demás de la ciudad histórica (la que tanto gusta a los turistas), y también en las periferias, donde están los resorts y los barrios pobres. En Sevilla quien no ha visto una ratilla no ha visto maravilla, se podría añadir, en plan de rima cutre. Pero se debe reconocer que quienes mejor las ven son los concejales del PP.