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ES indiscutible que Sevilla está de moda. Todas las personalidades quieren venir. Y si no quieren, Juan Espadas va a buscarlos, como si fuera el padre de la parábola del hijo pródigo. En los últimos tiempos han venido Barack Obama, Bob Dylan y todos los grandes artistas de los premios Goya, entre otros turistas. En plena campaña, ha anunciado el alcalde que invitará al Papa Francisco, si continúa en el cargo. Y, al día siguiente, nos enteramos de que el próximo sábado vendrá Pablo Iglesias. Por supuesto, no es lo mismo; pero tampoco venía últimamente. Y, además, va a venir por casualidad, porque ya había organizado un viaje a Andalucía y no le permiten que llegue a Cádiz, según tenía previsto.
EN la campaña municipal de Cádiz todos los candidatos juegan las cartas de las cercanías. Pero se nota que el PP con Juancho Ortiz y el PSOE con Fran González están volcándose en la campaña. Saben que tienen posibilidades de conseguir la Alcaldía. No juntos, ni revueltos, sino arañando votos a Kichi. ¿Es importante contar con un respaldo fuerte del partido? Pues parece que sí, que lo debe ser. La prueba es que el PP y el PSOE están apoyando muy claramente a sus candidatos, con bastante artillería política. Y que en Podemos han medido los tiempos para representar el próximo fin de semana la escena del sofá entre Pablo Iglesias y José María González, que iban cada uno por su lado.
UNO de los alicientes más bonitos de las campañas municipales es el capítulo de promesas y paridas. En las elecciones generales parece que se difuminan entre propósitos abstractos. Por ejemplo, cuando dicen “vamos a bajar los impuestos”; o bien “vamos a mejorar la sanidad y la educación”. Y lo mejor de todo es cuando dicen: “si ganamos, vamos a crear empleo”, y la gente se lo toma a cachondeo. Lo malo es que ya lo van soltando en cualquier campaña, incluso en las municipales. No obstante, en estas elecciones cercanas, predomina lo concreto. Ayer el presidente de la Junta, Juanma Moreno, prometió que las líneas 2, 3 y 4 del Metro estarán en los presupuestos de la Junta. Poco después, Juan Espadas, prometía que el tranvía no sólo llegará hasta San Justa, sino hasta la Puerta Osario. Y se arrancó con su interés por intentar que el Papa Francisco venga a Sevilla.
LOS partidos se retrataron en el inicio de la campaña municipal en Cádiz. Así como el hijo pródigo termina volviendo a casa, los partidos regresan al lugar donde se sienten motivados. Intentan mostrar lo mejor de cada casa. A algunos se les ve el plumero, sobre todo a los más carnavalescos, como Kichi, que volvió a las puertas del Gran Teatro Falla, con Ángela Aguilera y Antonio Maíllo (en representación de Adelante Andalucía e IU), para pegar un cartel. “A ver si entramos en la final y nos dan el premio otra vez”, es el mensaje subliminal que se percibe para el gallinero, mientras que en el patio butacas sueñan con un cajonazo.
EN estos días de campaña municipal, los candidatos volverán a los barrios. En Sevilla, los barrios son como tierra de misión, donde el político acude con la intención de convertir a los incrédulos. Cuando Juan Ignacio Zoido batió el récord de los 20 concejales en 2011, todo el mundo decía que había sido gracias a sus visitas a los barrios. También se suele decir que es más fácil viajar a los barrios cuando estás en la oposición. En los barrios, algunos confunden al alcalde Espadas con el rey Baltasar y empiezan a pedirle y no acaban. Pero a todo el mundo no le va a poner un bulevar como el del Greco, eso ya se sabe.