TRES torres y seis cofradías hay en mi barrio de Santa María. Esto lo podría decir un pregonero y colaría. Porque el barrio tiene las torres de la Merced, Santo…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
LA Madrugada de la Semana Santa de Sevilla es el territorio de los abruptos contrastes. Según las estadísticas, es la jornada con mayor número de nazarenos cumpliendo estación de penitencia y es la jornada con menos público en las calles del casco antiguo viendo las procesiones. Es también la jornada…
LA Semana Santa ofrece 8 días de oro para el turismo, y no sólo el religioso. En Andalucía se celebra como ya sabemos, pero hay de todo. Miles de personas entran y salen de las ciudades estos días. Oigan, ¿pero el turismo es bueno o malo? Es la principal fuente…
LA exaltación de la mantilla, al llegar otro Jueves Santo, es oportuna. Exaltación porque la mantilla es muy recomendable para ver la Exaltación. Y para ir a los Oficios del Jueves Santo. Y para visitar los siete sagrarios, como mandan las tradiciones. Esos sagrarios pobres conventuales, de los que escribió Romero Murube, o esos sagrarios donde las hermandades reflejan su devoción al Santísimo. Pero el Jueves Santo es un día tan denso, y tan intenso, que algunas señoras y señoritas sólo usan la mantilla para ver un par de procesiones y merendar un café con torrija. No seré yo quien juzgue los gustos de cada uno. Ni el día del Amor Fraterno es adecuado para tirarle una piedra simbólica a nadie, duchados o sin duchar. La mantilla es una costumbre muy bonita que no se debe perder. Esto lo vengo oyendo desde hace medio siglo.
EL Miércoles Santo gaditano es uno de los días grandes de la Semana Santa por la valía de sus imágenes y pasos. Se le ha llamado el día de los misterios, por salir cuatro de los más destacables y completos: el de las Aguas, el de la Sentencia, el de Cigarreras y el de las Angustias del Caminito. La hermandad que abre el día, la que ahora se llama de Las Aguas (y antes se conocía como Luz y Aguas) es un ejemplo de las vicisitudes de la Semana Santa gaditana: las dificultades para arraigar en una sede propia, los problemas que a veces surgen con los curas, los cambios de imágenes y el descarte para afianzarse en Extramuros, la zona más poblada de Cádiz.
EN el antiguo refranero español se decía: “En abril, aguas mil”. Y también: “La primavera la sangre altera”. Yo aprendí esto en el colegio, aunque no en la clase de Filosofía. Los refranes son como una filosofía popular, de andar por casa. Antes se estudiaba Formación del Espíritu Nacional, una asignatura que no sirvió para nada, o justo para lo contrario. Ahora quieren implantar la Formación del Espíritu Progresista, o algo parecido, lo que puede aportar muchos jóvenes a la derecha. Esos planes de estudio originarán ignorancia. Pero hemos llegado a las vacaciones, que siempre han sido lo más esperado de los estudios. Empiezan las Fiestas de Primavera, que tanto han dado que hablar.
HOY es Domingo de Ramos. Comienza otra Semana Santa, después de dos años sin cofradías en las calles. En este periodo convulso han muerto más de 100.000 personas en España por la pandemia. La muerte, que hace su trabajo sin volver la vista atrás, nos ha causado muchas pérdidas. También por otras enfermedades, y porque es el sino del ser humano, antes o después. En el fondo, y en las formas, eso es lo que se conmemora en la Pasión, Muerte y Resurrección, que hoy comienza en nuestras calles y plazas, y que mantiene la esperanza de que nada es inútil, cuando se vive desde la fe.
l Hay diferentes teorías para ver y sentir la Semana Santa, que cada cual renueva a su modo l Los itinerarios son propios y se fabrican entre la nostalgia del pasado y la novedad
HAY una Semana Santa personal e intransferible que tiene sus propios lugares recomendados. Podemos leer diversas visiones de la Semana Santa antigua, como las que nos describieron Antonio Núñez de Herrera, Joaquín Romero Murube, Joseph Peyré, Eugenio Noel, el padre Ramón Cué, Santiago Montoto, Rafael Montesinos, y más cercanamente Antonio Burgos o Carlos Colón. Podemos empaparnos de las historias de Félix González de León y José Bermejo, de los anales y diccionarios de Juan Carrero, de tantos y tantos libros que se han escrito y aportan visiones literarias o históricas de la Semana Santa. Pero, en la nostalgia de cada cual, en los recuerdos más entrañables, todos tenemos la nuestra. Quizás influidas por otras, pero sólo vividas por cada persona.