LA intención de crear un partido provincial en Cádiz para las elecciones autonómicas ha sido acogida con escepticismo. Es normal, porque ese partido está impulsado por el alcalde de La…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
CON motivo de la Misión de la Esperanza de Triana en el Polígono Sur, se ha recordado a los vecinos que salieron de sus barrios hacia los polígonos construidos durante los años del franquismo. Concretamente, que llegaron muchos trianeros, entre ellos los gitanos de las cavas, al Polígono Sur, con…
ESTE país, quizás el más progresista del mundo (con permiso de Venezuela), es la locomotora económica de Occidente. Tiene la mayor subida del PIB; batimos el récord de empleo y de parados a la vez, y es el único de la OTAN que no puede llegar al 5% en gastos…

EL domingo se cerrará oficialmente el Carnaval de Cádiz con la quema de la bruja Piti. A la Piti de este año le han dado con el sérum a lo bestia, y así ha salido de lo más rejuvenecida, se ha quitado lo menos 30 años de encima. Parece cosa de brujería. Hay señoras que quieren conocer el tratamiento facial de la bruja Piti, por si les diera resultado. Esto no pasa por casualidad. Según las bases de este año, el Ayuntamiento prohibió que la bruja Piti sea representada “como una mujer vieja, fea y con verrugas”, porque eso es un estereotipo. Por el contrario, del dios Momo no decían que sea feo ni guapo. Se recueda que procede de la mitología griega como “dios de los escritores y poetas”. El Gran Momo de este año lo interpretó Faly Mosquera y se quemó el martes.
SIEMPRE que consiguen un gran evento internacional para Sevilla dicen lo mismo: “Es un acontecimiento que ven por televisión tropecientos millones de espectadores y que servirá para poner a Sevilla en el mundo”. Entonces la gente de bien pregunta: “¿No estaba Sevilla en el mundo desde que Magallanes y Elcano dieron la vuelta?”. Pues depende. Con los Grammy Latinos van a poner a Sevilla en el mundo, además de que va a generar un impacto de 300 millones de euros (a ver cómo se reparten, será como el Gordo, que unos se forran y otros no) y tendrá una audiencia potencial de 25 millones de espectadores en televisión. Los fans de Rosalía ya se están frotando las manos con estos Grammy sevillanos.
AL llegar el Miércoles de Ceniza empieza la Santa Cuaresma y termina el Carnaval. Esto es así en el resto del mundo. También lo debería ser en Cádiz. Y no se puede argumentar que el Carnaval gaditano tiene sus peculiaridades y que siempre se ha festejado así. El Carnaval gaditano, como el de todo el mundo, procede de la liturgia católica y tiene el mismo origen. Es una fiesta de raíz religiosa o sagrada. Lo normal, en todo el orbe creyente, es terminar esa fiesta el Martes de Carnaval. Y después es cierto que está el Domingo de Piñata (el primero de Cuaresma), que era el de los verdaderos jartibles. Rompían las piñatas, como un epílogo festivo, pero fuera de la temporada carnavalesca.
DECIR Amarguras de los naranjos, en Sevilla, nos suena a marcha de agrupación musical. Pero no se precipiten. Hoy es Miércoles de Ceniza, todavía no huele a azahar. Estamos en los días de las naranjas amargas caídas y espachurradas. Eso es menos poético. Pasados los fríos timoratos de enero y febrero, en la sorpresa de los primeros calores al recorrer las plazas umbrías, con la vira de sol dorado de marzo, que ya glosó Joaquín Romero Murube, pronto nos encontraremos con el ansiado florecer del azahar. Nos anticipará la ilusión del Domingo de Ramos, la primavera prematura que empieza a despuntar en los atardeceres tibios, hasta que el sol se oculta por los cielos cárdenos y violetas del Aljarafe. Pues en ese escenario, en la ciudad de Sevilla, hay unos 47.000 naranjos. Hoy, como digo, las naranjas yacen por los suelos, en otra alegoría triste de la vida que se nos convierte en ceniza.
ES un fenómeno maravilloso. En este país nadie gobierna y todos se oponen a todo. Vivimos en una campaña electoral interminable. Pasan unas elecciones y ya están preparando las siguientes, zurrándose sin los 100 días de gracia. Si sucediera al revés (si gobernaran mucho y la campaña durase poco) quizás la cesta de la compra no estaría tan por las nubes, habría más empleo y la gente viviría mejor. Pero al Gobierno de Sánchez y sus socios sólo les importa que ellos y ellas vivan mejor. Así que todo se hace con la mirada puesta en el horizonte de las urnas, no se piensa en nada más.