l La comparación con la Semana Santa de 1973 nos muestra la evolución que ha tenido l La Cena, La Hiniesta y San Roque volvían juntas hasta la Alfalfa y pasaban por Alcaicería
LA Semana Santa de 1973 es recordada por algunos acontecimientos importantes para la historia de las cofradías. Entre ellos, destaca la primera cuadrilla de hermanos costaleros en la Hermandad de los Estudiantes; la bendición de la nueva Virgen del Patrocinio (aunque la Hermandad del Cachorro no salió, tras el incendio de su templo); y el estreno del paso de palio de la Virgen del Buen Fin, de la Hermandad de la Lanzada. Y se estrenó la imagen del Resucitado, obra de Francisco Buiza, aunque en aquella primera salida aún no figuraba como cofradía.
PARA el Pregón de la Semana Santa de 2023 harían falta dos o tres teatros de la Maestranza. Ha sido tanta la expectación creada por la intervención de Enrique Casellas que todas las previsiones se han desbordado. Este ha sido su primer éxito. Cientos de personas se quedarán sin poder asistir en vivo y en directo. A Casellas se le nombró como un pregonero revulsivo. Algunos lo han comparado con Rafa González Serna, pero tiene su identidad propia y no hay que compararlo con nadie. Se sabía que sería pregonero, antes o después. Y le ha llegado su momento.
NO puede extrañarnos que las hermandades y cofradías sufran tentaciones. Hasta el Hijo de Dios fue tentado por Satanás en el desierto. Se recordó el primer domingo de Cuaresma, al leer el Evangelio, en las 20 funciones principales de instituto celebradas por las hermandades sevillanas aquel día. Afrontar bien las tentaciones (a veces presentadas bajo la trampa de atractivos) es la obligación del cofrade. En estos tiempos, en torno a las hermandades, pulula un frikismo exacerbado, ajeno a lo que es propio de la religiosidad popular, que se disfraza y camufla sus intereses para distorsionar lo que de verdad importa.
EN Cuaresma parecen aún más dolorosos los fallecimientos de cofrades. Es lo que ha sucedido con Fernando Baquero Santor, que no sólo fue hermano mayor del Beso de Judas, sino uno de los cofrades imprescindibles para entender la evolución de una hermandad, que asentó su identidad, hasta ser una de las que más crecimiento ha tenido en los últimos 30 años. Una hermandad pobre, y hasta marginada en sus inicios, que gracias a la gestión de algunos cofrades, entre ellos Fernando Baquero, encontró su tiempo y su espacio. Cuando se cumplen los 100 años del Lunes Santo, es oportuno recordar algunos datos de su historia.
LA belleza puede ser el camino más corto para llegar a Dios. O, al menos, para acercarnos. Algunos pensarán que el camino más corto es el amor. Pero no hay nada más bello que el amor y la entrega absoluta. La muerte de Manuel Palomino ha sembrado la tristeza en la víspera del primer viernes de marzo, cuando se dispone Jesús Nazareno para la veneración, y la mítica vira de sol dorado, que glosó Joaquín Romero Murube, nos anticipa la cercanía de la Semana Santa. Palomino fue mucho más que el gran prioste que ejerció como maestro de priostes. Palomino fue un prototipo del cofrade total, en su caso más proclive a la práctica que a las teorías. Su legado es inmenso, porque marcó un antes y un después. Para lo que se hace y para lo que ya no se volvió a hacer.