l Hay diferentes teorías para ver y sentir la Semana Santa, que cada cual renueva a su modo l Los itinerarios son propios y se fabrican entre la nostalgia del pasado y la novedad

HAY una Semana Santa personal e intransferible que tiene sus propios lugares recomendados. Podemos leer diversas visiones de la Semana Santa antigua, como las que nos describieron Antonio Núñez de Herrera, Joaquín Romero Murube, Joseph Peyré, Eugenio Noel, el padre Ramón Cué, Santiago Montoto, Rafael Montesinos, y más cercanamente Antonio Burgos o Carlos Colón. Podemos empaparnos de las historias de Félix González de León y José Bermejo, de los anales y diccionarios de Juan Carrero, de tantos y tantos libros que se han escrito y aportan visiones literarias o históricas de la Semana Santa. Pero, en la nostalgia de cada cual, en los recuerdos más entrañables, todos tenemos la nuestra. Quizás influidas por otras, pero sólo vividas por cada persona.

El Pregón de Julio Cuesta fue muy de Julio Cuesta, muy suyo, muy como es él. Pregón de contenido profundo, nada superficial. Pregón reflexivo, muy del momento. Pregón cristiano, y también comprometido, como se suele decir, entrando en terrenos difíciles, y sin aliviarse. Pregón muy sevillano, pero no desde el casticismo, sino de la Sevilla Universal y heroica, la que dio la vuelta al mundo y conquistó América, la de su barrio del Arenal y de Triana con la pequeña catedral del Baratillo, la del pueblo que sabe guardar las formas. Pregón muy de la familia, en la que estuvieron presentes Carmen, su esposa, y también sus padres, sus hijos, sus nietos, con los que recordó sus vivencias. Pregón bien dicho, según se esperaba de un buen orador como es él, que habló con sosiego, y no necesitó alardes histriónicos para buscar aplausos fáciles.

VUELVE el Pregón de la Semana Santa en la mañana del Domingo de Pasión. Aún no ha terminado la pandemia, pero ha llegado el día. A Julio Cuesta lo nombraron pregonero en el otoño de 2019. Debía pronunciar su pregón en la Cuaresma de 2020, pero lo impidió el coronavirus. Tampoco fue posible en 2021, ya que el Consejo optó por una antología de pregoneros, entre los que participó el propio Julio Cuesta. En 2021, algunos pensaban que era preferible organizar el Pregón, aunque no salieran pasos a las calles en Semana Santa. Ya no estábamos confinados, como en 2020. Sin embargo, el Consejo consideró que podía quedar raro pregonar una Semana Santa que no se viviría como es costumbre. En todo caso, hubiera sido un Pregón atípico. Pero hoy no tiene sentido especular sobre aquello.

HOY se celebra el Cabildo de Toma de Horas, en el que quedarán oficialmente aprobados los horarios e itinerarios de la Semana Santa. En los dos últimos años no hubo estaciones de penitencia a la Catedral en Semana Santa, ni tampoco cabildos de toma de horas, pues no había nada que tomar. Este año aprobarán unos horarios e itinerarios de transición, parecidos a los de 2019, con ligeros ajustes. Se ha destacado como novedad que la cofradía de El Cerro del Águila sea la primera del Martes Santo (en 2019 fue la segunda, detrás de San Esteban), pero ese es su lugar natural por antigüedad; y es donde salía desde que se incorporó a la nómina de la Semana Santa en 1989.

DESPUÉS de dos años sin que las cofradías salieran, por culpa de la pandemia, se espera un nuevo boom de nazarenos y nazarenas. Sobre todo se notará en la Madrugada, donde la Macarena ha calculado unos 4.000, la Esperanza de Triana 3.700 y los Gitanos unos 2.600. Otras cofradías no han aportado datos, pero si se confirmasen los anteriores, no sería raro que el Gran Poder salga con unos 3.000, el Silencio con unos 1.300 y El Calvario con unos 1.000. O vaya usted a saber. Porque son estimaciones realizadas por las cofradías de capa, que casi siempre se calculan al alza, y que se ven reducidas en las calles, porque algunos no están en el cortejo durante la totalidad de sus largos horarios e itinerarios.