NO hace falta citar los siglos XVIII y XIX para recordar la importancia que tuvo el teatro en Cádiz. Eran otros siglos y otras costumbres. Pero recordemos que en la…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
ALGUNOS miembros de la cultura progresista no lo han querido decir en público. Pero, en privado, están insinuando que el Premio Cervantes, máximo galardón de las Letras hispanas, considerado el Nobel literario español, se ha convertido en un premio patriarcal. No lo critican en público, porque el premio (aunque en…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

ENTRE las actividades suprimidas en Sevilla, a consecuencia del coronavirus, están las procesiones pobres. Me refiero a las de Gloria y Sacramentales, que son las secciones consideradas como los parientes pobres del Consejo de Hermandades y Cofradías. El sentido de esa humildad ya se lo aplicó Joaquín Romero Murube a los sagrarios pobres, cuando los elogió en Dios en la ciudad. Admiraba los sagrarios de los conventos de clausura, con sus flores de trapo, sus macetas y su modestia, allá por la II República, que es cuando lo publicó por vez primera. Las procesiones de gloria no sé si están mejor o peor que antes de la Guerra Civil. Hasta 2019 salían, que ya es algo. Y les ayudaban con las subvenciones del Consejo, gracias a las sillas.
PUESTOS a buscar conflictos para la lucha de clases, no sólo la vamos a tener entre ricos y pobres, entre aristócratas y plebeyos, entre gordos y flacos, sino también entre mayores y jóvenes. Se supone que las mascarillas son obligatorias en las calles, comercios y locales interiores, espacios públicos y playas a menos de dos metros. ¿O no? Todos los días aparecen en televisión mensajes, advirtiendo que multarán a quienes no las usen. Pero yo todavía no he visto a ningún policía multando a los cientos de criaturas que pasean sin mascarillas. Sin que todos tengan alarmantes síntomas de padecer enfermedades respiratorias que lo hagan dificultoso. Y se debe decir muy claro: el incumplimiento es descaradamente más alto entre los jóvenes que entre los mayores. Sólo están eximidos los corredores (que deben respetar la distancia) y los enfermos desaconsejados.
A la gente corriente le ha llamado mucho la atención la fiesta en la que participó el príncipe Joaquín de Bélgica en Córdoba, a la que también asistieron cinco jóvenes de Sevilla, que formaron parte del grupo de los 27. Todo lo sucedido ha sido admirable, y demuestra cómo gestionan estos asuntos del coronavirus. La confianza en los milagros es ilimitada. El día después del fiestón, Joaquín el belga dio positivo en la prueba del Covid 19, que le realizaron al sentirse enfermo. Han puesto en cuarentena a los asistentes, momento en el que descubrieron que cinco habían llegado desde Sevilla, una provincia limítrofe, y no se sabe cómo, quizá porque la fiesta era una actividad esencial o trabajaban fuera.
EN la ciudad de Cádiz, desde que comenzó la desescalada de la pandemia con el mando único y la cogobernanza, se oye hablar a nuestro alcalde Kichi de asuntos tan interesantes como los siguientes: si le cambia el nombre al estadio y le quita alguna avenida a la monarquía; si la playa se abría este lunes o lo adelantaba al viernes; si elogia a los gordos (y supongo que a las gordas) y por qué será; si debéis comprar en una tienda local o multinacional... Todo ello mientras hay negocios que siguen cerrados, pequeños empresarios y autónomos al borde de la ruina, trabajadores que sabe Dios cuándo volverán a trabajar (si no los contrata la Junta para vigilar las playas), y muchas dudas sobre el futuro. ¿Qué proyectos defienden para su ciudad? Unos esperan las subvenciones que lleguen y otros las limosnas del ingreso mínimo.
ENTRE los negocios que han salido tocados (y casi hundidos) en la crisis del coronavirus, está el transporte público urbano. Según los datos facilitados por el Ayuntamiento, Tussam ha perdido más de 14 millones de euros durante el periodo del confinamiento. Si bebes, no conduzcas; y si estás encerrado, no viajes. Los sevillanos no podían estar en misa (con las iglesias cerradas) y repicando. Así que Tussam se quedó sin Semana Santa y sin Feria, como tantos negocios de Sevilla; y se ha quedado en los huesos, como tantos negocios de Sevilla; y se le viene una buena ruina encima, como a tantos negocios de Sevilla. Porque lo peor está por llegar. ¿O era al revés?