NO hace falta citar los siglos XVIII y XIX para recordar la importancia que tuvo el teatro en Cádiz. Eran otros siglos y otras costumbres. Pero recordemos que en la…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
ALGUNOS miembros de la cultura progresista no lo han querido decir en público. Pero, en privado, están insinuando que el Premio Cervantes, máximo galardón de las Letras hispanas, considerado el Nobel literario español, se ha convertido en un premio patriarcal. No lo critican en público, porque el premio (aunque en…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

UNA de las características del Mando Único es que no aciertan ni cuando rectifican. Aunque hay excepciones: hasta ellos se han dado cuenta de la parida que había pedido Isabel Díaz Ayuso, con la fase 1 para Madrid, epicentro del coronavirus. Por su parte, la Junta de Andalucía solicitó al ministro de Sanidad, Salvador Illa, que rectifique los horarios de las salidas. En realidad, eso lo pide todo el mundo, ya que son demenciales, y no quedó claro si se le habían ocurrido a Fernando Simón o al marqués de Sade. Otro problema. Los mejores horarios, como los mejores árbitros, son los que no se notan. Es decir, los mejores horarios son los que no existen, sino que cada uno sale cuando se le apetece.
EN Cádiz habíamos pasado de las barberías de la calle Nueva a las denominadas barber shop. Por medio quedó la eclosión de las peluquerías de señoras. En Cádiz había de todos los tipos: desde franquicias, como las que existen en otras ciudades de España, hasta las que abrían muchachas que se habían especializado en ese arte, las llamadas esteticién, que según la RAE son esteticistas. Hubo un momento histórico en que Cádiz encabezaba el ranking del paro (en eso seguimos igual o peor), y sin embargo todas las peluquerías estaban llenas. Tanto las unisex, como las de señoras o las de caballeros. Porque esa es otra curiosidad: a diferencia de los colegios, donde la educación diferenciada está pésimamente vista, en las peluquerías existe la segregación por sexos.
ALGUNOS pensarán: este le ha plagiado el título a Alfonso Grosso, autor de una novela, Florido mayo, exitosa, pero que en 2020 no sé si se la publicarían. Esto lo anoto como recuerdo al escritor (fallecido hace 25 años), al que conocí, pero no en Sevilla, sino en Madrid, donde triunfó en los años setenta. Y también porque estamos en los días de la Feria del Libro, que se debía inaugurar ayer en Sevilla, según lo previsto antes del coronavirus. La generación actual ha ninguneado a Grosso (igual que otros lo olvidaron en sus últimos años de vida), quizá porque hemos retornado a tiempos más simples. En la Transición, Alfonso Grosso se encumbró en el podio de los grandes escritores de España, cuando parecía que había un certamen para ver quién escribía más barroco, aunque otros lo entendieron como más ilegible. Así surgió el Saúl ante Samuel, de Juan Benet, algo inenarrable. A su modo, el Florido mayo, de Alfonso Grosso, inició una etapa.
EN la provincia de Cádiz no sirve ninguna de las unidades de destino en lo universal. En las dictaduras (y en las democracias orgánicas, como decían en los tiempos de Franco) buscan que no se pierda lo esencial: mandamos nosotros y obedecen ellos. Las provincias no son un invento del franquismo, sino que venían del siglo XIX, con Javier de Burgos, en los tiempos de la regencia de María Cristina. No obstante, el franquismo utilizó las provincias para acabar con el separatismo catalán y vasco y los afanes autonómicos de otros territorios, que ya se habían intensificado en la Segunda República. La provincia sigue viva. Ahora se habla también de los distritos sanitarios, que tienen el peligro de convertirse en otra unidad de destino en lo universal. Es decir, alejarse de la realidad.
EN la crisis del coronavirus han aparecido (o se han popularizado) algunos conceptos. Por ejemplo, las alabanzas a Internet. El teletrabajo ha impedido un colapso mayor de nuestra economía. También han elogiado las clases a distancia, como si fuera lo mismo que ir al colegio o a la universidad, como si hubieran funcionado a las mil maravillas. Sin negar lo anterior, se deben reconocer los fallos flagrantes del sistema. En Sevilla ha quedado claro, quizá más que en otras ciudades, porque aquí tenemos unos barrios muy pobres. A ellos llegará el Gran Poder, si Dios quiere, en otoño, pero no olviden sus necesidades. A Los Pajaritos y al Polígono Sur les afecta también eso que ahora se denomina “la brecha digital” y que podría ser traducido como la desigualdad en las nuevas tecnologías.