OTRA catetada. Me refiero a la presentación de la hamburguesería gourmet de la calle Novena, esquina a San Miguel. Para empezar, no es una novedad. Hay 28 en España. Cualquiera que haya viajado las ha visto y ha comido allí, en Madrid, Sevilla o Málaga, entre otras ciudades. Para seguir, dijeron que se instala en el local de Zara Home, que cerró. ¡Vaya por Dios! Ni que ese local lo hubiera construido Amancio Ortega. ¿Ustedes sois de Cádiz o de A Coruña? En esa misma esquina de la calle San Miguel y Novena estuvo la pastelería Viena. En su salón me organizaron el desayuno de la primera comunión, y tengo una foto donde se me ve leyendo un Diario de Cádiz en formato sábana, una premonición. Todavía no existía Zara Home, pero sí la calle Novena (entonces Eduardo Dato) y la calle San Miguel (entonces San Miguel). Y los pasteles de Viena, que fue la mejor confitería de Cádiz, junto a La Camelia del esplendor.

LO peor de las alertas alimentarias no es sólo que aparecen tarde y mal, sino que después derivan en la histeria alimentaria. En el caso de la listeriosis provocada por la carne mechada de Magrudis hubo un proceder funesto, por parte de esta empresa sevillana. Y dio la impresión de que los controles eran demasiado inútiles. Así que el consejero Jesús Aguirre ha extremado el celo en la vigilancia, lo que parece muy bien. Pero hay que tener cuidado con los daños colaterales. Desconocemos todavía las responsabilidades de la empresa Sabores de Paterna, cuyos productos han sido retirados por la listeriosis detectada en un lote de carne mechada. Pero no es admisible que paguen justos por pecadores. Ni que este conflicto derive en la muerte del chicharrón.

ALGUNOS pensaréis que es una pesadez otro artículo sobre el carril bici de Cádiz. ¿Tan importante es? Pues sí. En una ciudad tan chiquitita, con un espacio tan limitado, es la principal obra de transformación urbana realizada en el último quinquenio. No sé si por motivos políticos, sociales o ecológicos, el gobierno municipal de Kichi y Martín Vila (que ha sido la cara visible del carril), ha puesto un interés que no se nota en otros asuntos a priori más acuciantes. Es decir, se lo han tomado como una prioridad, incluso como una urgencia. Se lo recomiendan a la juventud estudiantil. Y han cometido errores por no tener el proyecto bien resuelto.

GRACIAS a los políticos demagogos y populistas, en Cádiz algunos creen que todo sale gratis. Después se les vuelve en contra. Es curiosa la polémica de los estudiantes de la Universidad de Cádiz con los aparcamientos. Después de llenar la ciudad de carriles para bicicletas y patinetes, ahora resulta que los estudiantes piden 900 plazas de aparcamientos, porque van a las clases en sus coches, como unos señores y unas señoras que aspiran a ser. Y les propone Martín Vila que vayan en bicicleta. Así es como iban los pobres en los años de la posguerra, para los que tenéis memoria histórica. ¿El Progreso era eso? Los estudiantes de la UCA son los nietos de la civilización del Seat 600, y quieren aparcar en las inmediaciones del Anillo Universitario, donde ya no pueden.

EN la muerte de Manolo Santander, no ha quedado claro si es más importante como chirigotero o como cadista. Por eso, a muchas personas les parece oportuna la iniciativa de que su pasodoble “Me han dicho que el amarillo” sea proclamado oficialmente como Himno del Cádiz CF, y que así conste para la posteridad. Porque no se trata sólo de una copla inolvidable. Ese pasodoble nació (y llegó hondo a los cadistas) en un momento histórico. Su chirigota ‘La familia Pepperoni’ lo cantó en 1998, casi en el fin de siglo, que fue convulso y muy ajetreado para el Cádiz. Como aquí no hay memoria histórica ya no se acuerdan, pero entonces el club estaba más pallá que pacá, arruinado, y con ilustres gaditanos sondeando el terreno para que el Cádiz CF desapareciera, para empezar en Regional con otro club.