LA globalización nos puede llevar a adoptar los usos y las costumbres de otros países. Es lo que está ocurriendo con las fiestas de Todos los Santos y los Fieles…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
LAS lluvias torrenciales y los vientos provocaron ayer inundaciones y destrozos en Andalucía, sobre todo en las provincias de Sevilla y Huelva. Coincidía la fecha con el aniversario de la dana que causó 229 muertos en Valencia, lo que acentuaba el impacto psicológico. En Sevilla se sabe que las grandes…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

DISCUTIR sobre lo ya discutido, aunque sea indiscutible. Esta es la premisa básica para cargarse los proyectos. El alcalde de Sevilla, Juan Espadas, insiste ahora en que no ha planteado la sustitución de las líneas 2, 3 y 4 del Metro por tranvías. Aunque esa propuesta es una de las que aparecen (entre otras) en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible para 2030. El alcalde insiste en que la pelota del Metro está en el tejado de la Junta de Andalucía. Pero plantear siquiera esa posibilidad en el documento de trabajo ya es un mal indicio. Sobre todo si tenemos en cuenta otras propuestas suyas anteriores, como llevar el tranvía de Santa Justa hasta el centro por un recorrido semejante al previsto en la línea 2 del Metro. Espadas tiene una pasión por el tranvía que no es capaz de disimular. Ese planteamiento alternativo, de por sí, es un peligro. Puede llevar a otro parón al Metro.
LA gente está despistada, entre el coronavirus, la borrasca Filomena y la ola de frío. Parece el Apocalipsis. En otros tiempos, se hubiera dicho que no respetan ni que estamos en Carnaval. Porque el fin de semana pasado, en condiciones normales, tocaba organizar la Pestiñada, la Erizada y la Ostionada. Y esta semana, con una participación como en los tiempos de Teófila, hubiera comenzado el concurso del COAC en el Gran Teatro Falla. Y todas las agrupaciones llevarían un pasodoble para acordarse de las castas del Patronato y otro para criticar a la alcaldesa. Y el concurso se terminaría todos los días a las tres de la madrugada, hora a la que regresarían los autobuses a Alcalá de Guadaíra, Marbella o Isla Cristina. Y el Jurado Diario estaría puntuando, con los mismos de siempre en los primeros puestos. Y en Cádiz no se hablaría de otra cosa, ni nadie pasaría frío en los colegios, porque el ambiente estaría calentito.
LA comparecencia del presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, para anunciar las medidas contra la tercera ola del coronavirus podía haberla grabado antes de Navidad. No tiene sentido lamentarse por la subida de contagios. Endurecer las medidas en enero tras la tregua navideña estaba cantado. Pues están jugando al acordeón desde el otoño: abro y empeora, cierro y mejora; abro y empeora, cierro y mejora… Aun así queda la evidencia de que otras autonomías españolas están peor, mal de muchos que sirve de consuelo para tontos. En las fiestas navideñas pasó lo que sabían que iba a pasar. Estaba asumido para no perjudicar más a los bares y los comercios.
LA política cultural en Cádiz (o en Honolulú) no debe ser de izquierdas ni de derechas, sino cultural. En la ciudad de Cádiz, a diferencia de otros asuntos, en este no hay sectarismo ideológico, ni revanchismo, ni cosas así, sino que no hay nada de nada. Y creo que no es por mala intención, ni siquiera por falta de medios, sino por falta de ideas. Lo primero es ubicarse, saber lo que quieren. Por ahí se empieza a fallar. Tampoco hay un liderazgo relevante. A Kichi sólo le interesa el Carnaval, cuyo aspecto cultural es secundario frente a lo festivo. A la concejala Lola Cazalilla la van a volver loca, y en los últimos tiempos se ha venido a menos. Ahora emerge Paco Cano, con sus propuestas sobre el rico patrimonio cultural gaditano que está desaprovechado.
EL toque de queda (que nadie toca) nos deja silencios profundos, sin ecos, como de siglos antiguos. En la noche triste en que no hubo cabalgatas, cercana ya la madrugada que el tópico llama de la ilusión, cuando los Reyes Magos empezaban sus labores, las calles de Nervión y sus aledaños se estremecieron con un ulular descontrolado de sirenas y alarmas, con el mal presagio de que algún siniestro grave ocurría cuando menos se esperaba. Pronto se supo el motivo: un incendio muy peligroso en la residencia de mayores DomusVi-Adorea, de Santa Justa. La desgracia regresaba al mismo lugar que fue noticia en los medios de comunicación durante la primera ola de la pandemia por las 16 muertes que sufrió.