SER gaditano de nacimiento es lo peor que te puede pasar para tener un reconocimiento en Cádiz. Desde que fue restaurada la democracia, todavía ninguno de los que han ejercido…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
SE suele recordar que la Feria de Sevilla fue ideada por un catalán, Narciso Bonaplata, y un vasco, José María Ybarra. Por supuesto, no eran un catalán y un vasco independentistas, ni la Feria ganadera de 1847, con sus 19 casetas en el Prado, era como la de 2024. Sin…
FALTAN siete días para las elecciones en el País Vasco. Los de EH Bildu sueñan con ganar. Sería su primera vez. ¿Pasearán en gabarra? El mejor padrino para botarla sería Pedro Sánchez, que tanto les ha ayudado, hasta el punto de que ya pocos se acuerdan de que son los…
LA anécdota es conocida. En el Carnaval de Cádiz de 1991, cuando comenzó la primera guerra de Iraq, el cuarteto del Peña y el Masa, ‘Tres notas musicales’, cantó aquel célebre estribillo: “¡Ay, qué casualidad/ ahora una Guerra Mundial/ la gente no respeta/ ni que estamos en Carnaval/ Rian, rian”. Pues eso, que en España tampoco respetan nada. Estamos perdiendo las buenas costumbres. Antes las fiestas navideñas tenían sus rituales y eran como una tregua pacífica que todo el mundo respetaba. El mensaje de Navidad del Rey, y ya está. A los discursos de los presidentes autonómicos no les prestaban atención ni sus familiares. En Andalucía, puede que algún enchufado, para pelotear. Y en esas apareció Meritxell Batet, y la Mesa del Congreso reservó fechas para la investidura de Pedro Sánchez, por si acaso.
LA Navidad en Sevilla siempre fue tranquila y en orden. La gente salía a las calles a ver belenes, que antaño se llamaban nacimientos. Desde que bajó la natalidad perdieron el nombre. Verdaderas multitudes acudían a ver los mappings de la plaza de San Francisco, sobre todo en los tiempos de Zoido. Pero las cosas van cambiando. Estamos perdiendo las buenas costumbres. Antes las fiestas navideñas tenían sus rituales y eran como una tregua pacífica que todo el mundo respetaba. El mensaje de Navidad del Rey y a la misa del gallo. Ahora es al revés, a la misa del gallo y al mensaje del Rey. A los discursos de los presidentes autonómicos no le prestaban atención ni sus familiares. En Andalucía, puede que algún enchufado, para pelotear. Y en esas apareció Meritxell Batet, y la Mesa del Congreso empezó a reservar fechas para la investidura de Pedro Sánchez, por si acaso.
ESTOS días pueden originar una ceremonia de la confusión. Se habla de Navidad y pensamos en cuestiones accesorias, incluso rutinarias. Si hay más o menos luces en las calles, si las cabalgatas irán por tales o cuales calles, si hay pistas de hielo o atracciones suficientes para los niños, si las campañas de promoción comercial son buenas y favorecen que la gente compre en Cádiz o en otros municipios de la Bahía, o incluso en Jerez, que es la tierra de las zambombas, cada año menos espontáneas y más dedicadas a recaudar. Se nos olvida lo principal, que es una historia tantas veces contada, en la que un Niño nace en un pesebre de Belén.
HAY una Sevilla que se ha reconvertido en un parque temático de la Navidad. Abre un pasillo de ángeles en la plaza de San Francisco, detrás de los cuales se aprecia la Giralda iluminada, como si se clavara en la oscuridad, y los arcos de luces de la Avenida, que marcan el camino de una carrera oficial. La fachada del Ayuntamiento está sembrada de lucecitas, que parecen evocar el espíritu de los sevillanos. Por allí se llega a la calle Tetuán, a la que llaman la milla de oro del comercio y el consumo, que espera vivir sus semanas fantásticas en estas fiestas, cuando el centro de la ciudad está abierto para las compras. En las administraciones de lotería ya han empezado a pagar los premios del Gordo y a cambiar los décimos para el Niño.
LA suerte no pasó de largo por la provincia de Cádiz. Es verdad que no tocó el Gordo, que se fue a donde más convenía, pero otros premios se han notado para bien. La capital ha resultado especialmente afortunada. Desde que está Kichi de alcalde tocan más premios. Esto también lo digo, porque es de justicia. Como alcalde podrá gustar o no, pero este hombre no es gafe, las cosas como son. Y desde que Pedro Sánchez ha pactado con Pablo Iglesias, la suerte se ha portado con bien con Cádiz capital, donde ha tocado el tercer premio. Sólo un pellizquito, una serie, que fue vendida en la administración Arias, en la plaza de San Juan de Dios, un lugar bendecido por lo civil y lo religioso, pues enfrente está el Ayuntamiento, y cerca el Nazareno y la Virgen del Rosario.