NO hace falta citar los siglos XVIII y XIX para recordar la importancia que tuvo el teatro en Cádiz. Eran otros siglos y otras costumbres. Pero recordemos que en la…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
ALGUNOS miembros de la cultura progresista no lo han querido decir en público. Pero, en privado, están insinuando que el Premio Cervantes, máximo galardón de las Letras hispanas, considerado el Nobel literario español, se ha convertido en un premio patriarcal. No lo critican en público, porque el premio (aunque en…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

LAS playas avanzan en la nueva anormalidad de los brotes controlados. La gente respeta, más o menos, las medidas requeridas. Y para otear el panorama están el vigilante y la vigilanta de la playa. Es la profesión más envidiada de Cádiz. Al principio se los tomaron a cachondeo, y todos esperábamos a ver si contrataban a la prima de Pamela Anderson o al cuñado de David Hasselhoff. Pero cuando se ha visto que son como la gente sencilla, ha pasado lo de siempre: envidia, cochina envidia. He leído varios reportajes sobre los vigilantes de las playas andaluzas, y es triste que sean tratados con poco cariño. No son agentes de la autoridad, no son queus como los que ponían multas por jugar a deportes de pelota, y lo peor de todo es que tampoco son voluntarios, sino que cobran a fin de mes, como los funcionarios.
EL toldo sevillano nunca fue una cuestión menor. En otros tiempos antiguos (muy anteriores a los del coronavirus), por culpa de los toldos podía caer en desgracia un alcalde. Se nota que a Juan Espadas le perdonan todo. No es raro que quiera seguir en la Alcaldía. Sólo cae en gracia. Vive plácidos domingos. Con otro, retrasar la instalación de los toldos hubiera provocado una batería de artículos de los cronistas locales, en modo arrebato de “alcalde babucha el pueblo está en la ducha”. En la ducha o en la lucha, es igual, pues se consideraba que el toldo era indispensable para mitigar las calores de Sevilla, siempre fastidiosas en junio. En la plaza de San Francisco, los toldos eran elementos anunciadores de la Fiesta Grande. Corpus sin toldos hubiera sido una herejía, como una Semana Santa sin palcos y sillas. Ruina total.
EN esta historia hay cánticos de sirena, pero también canta un gallo. La sirena es Nadia Calviño, que recorre mares entre tempestades, aspira a presidir el Eurogrupo, y ejerce como fiel guardiana del rescate de Bruselas. La sirena Nadia canta cuando le conviene, y toca la flauta, y se ha cargado el impuesto a los ricos que quería implantar Unidas Podemos. Pablo Iglesias no ha sido capaz de resistir. Ha naufragado en uno de los proyectos que presentó como irrenunciables, pero más vale un sillón de vicepresidente que estrellarse. Dicen que han aparcado la subida de los impuestos para ayudar a la reconstrucción del país. Con lo cual asumen una teoría que va contra el ideario de la izquierda: resulta que las subidas de impuestos no ayudan a reconstruir los países. Marx era más revolucionario.
PARTIDO de los que causan dolor, y de los que condicionan el futuro. Por la forma y por el fondo. Era muy importante para el ascenso. Estuvo condicionado por el árbitro Moreno Aragón, que expulsó en el minuto 22 a José Mari por una entrada que era de tarjeta amarilla. A partir de ahí, el Tenerife fue dueño de un choque que hasta entonces estaba igualado. Tuvo suerte en los momentos oportunos de marcar los goles. Pero el Cádiz no supo competir con uno menos. El entrenador, Álvaro Cervera, cometió errores, antes y después de la expulsión. Aparte de que va por el camino de otras temporadas, de más a menos.
SE ha confirmado que Cádiz no era una isla, ni dos, sino un archipiélago. Como las Canarias y las Baleares, aunque las Gadeiras no llegaban a tanto. Las excavaciones arqueológicas en la Cueva del Pájaro Azul, dirigidas por Juan Miguel Pajuelo y Francisco Javier Ramírez, han probado la existencia del Canal de Puerto Chico, que sería la tercera entrada al Canal Bahía-Caleta, según investigó el recordado Francisco Ponce Cordones. Un canal sobre cuya repercusión en Valcárcel debería decir algo la Universidad de Cádiz. Pero esa es una consecuencia colateral. Lo que han probado en la Cueva del Pájaro Azul (antaño tan vinculada al cante y algo más) es que el Gadir fenicio sigue dando juego y que perdimos una isla. Kotinoussa estaba fragmentada por un canal en Puerto Chico hasta que lo cegaron con un relleno. Además existieron Erytheia (en Gadir-Gadir) y Antípolis (la isleña Isla de León).