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LA inteligencia artificial en la piedad popular podría ser un argumento para organizar en Sevilla otro congreso de hermandades y una procesión extraordinaria a la altura de las circunstancias. La Iglesia católica está preocupada y atenta con este asunto. El papa León XIV se ha referido en varias ocasiones y…
LA Constitución ya ha cumplido 47 años. La Constitución, hasta fechas recientes, era joven, no sólo lo parecía, pero ya ha llegado a una edad en la que debe cuidarse para prevenir antes que curar. Es decir, una edad en la que es adulta y madura, en la que aporta…

NUNCA más habrá un fotógrafo como Jesús Martín Cartaya. Ni en Sevilla, ni en el resto del mundo. Mejores o peores los puede haber, pero nadie que sea como él. En un manual de la fotografía se podrían incluir diversos modelos de fotógrafos, Y, sin embargo, Jesús era diferente, quizá porque no era un fotógrafo profesional, ni artístico ni periodístico. Sabido es por todos los sevillanos de su tiempo que trabajaba en Cortefiel y que eso también se le notaba. Era el único fotógrafo que acudía a todo vistiendo chaqueta y corbata. Circunstancia no desdeñable, ni secundaria. Ya que, como él mismo decía, en aquel tiempo hacer las fotos así vestido era un plus y se le abrían puertas cerradas para otros.
FALTAN dos días para que termine 2024, que ha sido el año de Puigdemont. Nunca con tan pocos escaños se ha mandado tanto en España. Nunca con tan pocos escaños se han cachondeado tanto de las instituciones del Estado. Dice el presidente Sánchez que ellos tienen el BOE y los del PP los bulos. Pero el BOE no lo tiene el Gobierno del PSOE y Sumar, sino que en la redacción del BOE el jefe es Puigdemont con su grupo de Junts, y ahí se publica sólo lo que autoriza este señor. Fue amnistiado, pero no disfruta de la amnistía. Recibió promesas, pero no se ha cumplido ninguna. Así que está como un gato escaldado y con las garras preparadas.
LAS tradiciones se están perdiendo y es una pena. Mañana es el día de los Santos Inocentes, aunque ahora esta fiesta se podría celebrar todos los días del año. En otros tiempos, al llegar el 28 de diciembre, los periódicos, las radios y las televisiones (entonces no existía nada digital, excepto el régimen, que era una dedocracia) publicaban fake news para darle coba a la gente. En lo digital hemos avanzado bastante, y ya ni siquiera el PSOE de Andalucía tiene unas primarias. Políticos hay, como Ruiz Boix, que se le ponen farrucos a Juan Espadas, para que el jefe supremo se lo cargue y nombre a otro u otra. A dedo, por supuesto.
Volviendo a las noticias que parecen inocentadas, vamos a recordar algunas recientes:
LA gente que tiene la buena costumbre de ir a misa suele decir que las navideñas del Gallo ya no son lo que eran. Porque ahora empiezan a las 19 o las 20 horas, como cualquiera vespertina. Sin embargo, los párrocos afirman que las adelantaron porque la gente que suele ir a misa no asistía a la del Gallo, debido a las reuniones familiares y la disuasión de las costumbres, que motivaba poco a los feligreses para salir de casa a altas horas. No obstante, en la Catedral de Sevilla se celebró en la Nochebuena una Misa del Gallo a las 23:30 horas, a la que asistieron más de 2.000 personas. Sí, más de 2.000, según las cifras oficiales que mencionó en la red social X el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, que presidió la concelebración eucarística junto a varios canónigos.
EN este país, la Navidad festiva (no la de lucecitas en las calles) empieza con el sorteo de la Lotería. Dicen los más puristas que comienza mal, con lo material, porque la gente aspira a enriquecerse como primera medida para festejar la llegada de nuestro Salvador al mundo. Pero hay que entenderlo. El sorteo del Gordo de Navidad es como una bolsa de caridad pública, en la que pagamos las limosnas entre todos los participantes. ¿O no es caridad pública que toque el Gordo a los pobrecitos que salen en las fotos y en las imágenes de televisión brindando con cava catalán? Brindar con champán francés sólo lo hacen los ricos que compran los décimos premiados a los pobres. Y esos ricos son los que se van a condenar, según el Evangelio, por hacer fullerías.