AL edificio de la Casa de Iberoamérica en Cádiz todavía se le conoce como la Cárcel. Lo mismo pasa con la plaza de toros, los cuarteles y otros edificios que…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
A la gastronomía sevillana la tienen discriminada en las guías, así se encomienden a Dios o al diablo. En la Guía Michelín, Sevilla y su provincia se quedaron entre las peores de Andalucía. Y lo más chocante es que la Guía Repsol ha inventado este año unos soletes de Navidad…
UNO de los motivos por los que Pedro Sánchez consiguió la presidencia del Gobierno fue el miedo a Vox. La posibilidad de que Alberto Núñez Feijóo necesitara un pacto con Vox para gobernar, según auguraban las encuestas, impulsó el voto del miedo, con una movilización del electorado socialista. Y quizás…

LOS gaditanos y las gaditanas tienen derecho a decidir, no como otros. Al menos, a decidir el cartel del Carnaval de 2018. El Ayuntamiento ha organizado un sistema de votación popular (que, en realidad, es votación populista) para que “todos los ciudadanos y ciudadanas empadronados en la ciudad” (frase textual) puedan elegir el cartel ganador. Los únicos requisitos son el DNI y tener correo electrónico. Quienes sean unos analfabetos informáticos, o no les apetezca dar su dirección de email, no se preocupen. Podrán votar, en modo presencial, en las urnas de la consulta soberanista que se situarán en el lugar de exposición de los carteles.
CUIDADO, que no es un caso de corrupción, ahora que les ponen nombres históricos, como el de Blas de Lezo, ¿qué culpa tendrá? El caso de Pongilioni lo he bautizado después de leer el libro Familias musicales gaditanas (ediciones Mayi), que ha publicado Manuel Ravina, director del Archivo de Indias, y uno de los gaditanos que mejor conoce nuestra historia. En ese libro, dedicado a las principales familias extranjeras que tuvieron negocios musicales en el Cádiz del esplendor verdadero, Ravina valora especialmente a cuatro personajes: Antonio Peichler, Manuel Rücker, Juan José Quirell y Arístides Pongilioni. Este último es un protagonista que merece particular atención.
SE suele decir que la Segunda División (ahora denominada Liga 1/2/3) es una categoría equilibrada, en la que todos los equipos salen con el objetivo de aspirar al ascenso. Quizás camuflan sus pretensiones con un toque de modestia, y afirman que la intención es llegar cuanto antes a los 50 puntos. Pero la realidad de las últimas temporadas es que con poco más de esos 50 puntos (el Huesca lo consiguió la pasada temporada con 63) se puede pelear por el ascenso. Gracias al sistema de las eliminatorias, que permite opciones a los seis primeros. Fue un acierto. Hasta el cambio de sistema, a partir de marzo, la mitad de los partidos estaban bajo sospecha de tongos.
EL sector pedrista del PSOE de Andalucía ha cometido un error, un inmenso error. Vale que van de kamikazes, a la desesperada, sabiendo que los esperan con los cuchillos políticos afilados al menor despiste. Pero oponerse a la propuesta de “una Andalucía fuerte y de primera en una España cohesionada y solidaria” es apostar por una Andalucía de segunda. Y es tirar a la basura el espíritu del 28-F andaluz, que todos los que entienden mínimamente la historia del PSOE saben que fue el inicio de sus años triunfales. Dicho de otro modo, si el PSOE no hubiera apostado por una Andalucía de primera en los años de la Transición, probablemente Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero no hubieran llegado a la Moncloa, y Pedro Sánchez sería el líder de un partido minoritario, que parece su objetivo.
JUSTAMENTE en las vísperas del Pleno en el que el PSOE iba a presentar la reprobación contra David Navarro, el concejal de las cuentas de Podemos Unidos, apareció el insultante cambio de placa en el monumento del Beato Diego de Cádiz. Yo no digo que sea un intento para distraer a la “carcundia gaditana” (como la llaman los presuntos autores materiales), sino que dio la casualidad. La carcundia, en la imaginación de algunos psicópatas locales, ya abarca hasta los socialistas de Fran González inclusive. Es decir, son de la carcundia (y muy fachas) todos los que no piensen como ellos. La esencia de los totalitarios es esa: no respetar a quienes piensan diferente.