NO sé qué más debe ocurrir para que le devuelvan al estadio Carranza su nombre y le supriman el de Nuevo Mirandilla. Lo escribí el 8 de octubre de 2021: ese estadio está gafado. Desde que le cambiaron el nombre, han pasado más de cinco meses y el Cádiz no ha ganado ni un partido. Ha perdido puntos en trágicas circunstancias. Fue terrible lo ocurrido en la noche del pasado martes. Parecía que el Cádiz rompería el maleficio, con el cambio de entrenador y la llegada de Sergio González, pero el Espanyol empató en el minuto 96, en una jugada tontísima, en un despiste colosal. ¿Y no parecía cosa de brujas? Es el gafe, es la maldición. El Nuevo Mirandilla le ha dado al Cádiz la puntilla.

AL final resultará que el COAC (Concurso Oficial de Agrupaciones carnavalescas) tiene la culpa de que hayan reconvertido el Carnaval de Cádiz en las Fiestas Típicas Gaditanas de 2022. Algunos dicen que hubiera sido imposible celebrarlo en estos días de enero. ¿Se imaginan ustedes el Gran Teatro Falla en las noches de Ómicron? Esos coros diezmados y reconvertidos en comparsas o chirigotas, por falta de componentes. Esas comparsas y chirigotas reconvertidas en cuartetos por falta de componentes. Esos cuartetos reconvertidos en romanceros por falta de componentes… Y el patio de butacas y el gallinero con media entrada, y el palco municipal, y… Bueno, no sigo. En estos días creo que hay algunos espectáculos. Aún quedan supervivientes.

EL PSOE gaditano no consigue levantar cabeza desde que Carlos Díaz fue obligado a no presentarse en 1995, cuando empezó el boom de Teófila Martínez. Pero el PSOE gaditano ha estado en crisis, con familias peleadas, desde el principio de la democracia. Pues cuando llegó Carlos Díaz a la Alcaldía fue porque las dos familias de entonces estaban en disputa y buscaron a un tercero que pasaba por allí. Después Carlos Díaz se consolidó como alcalde, pero nunca tuvo liderazgo en el PSOE gaditano. Y así siguen. Por ello, no puede sorprender demasiado la dimisión de su portavoz municipal, Mara Rodríguez, y los concejales Francisco Javier Ramírez y Rosa de la Flor. Justo cuando van a elegir a José Ramón Ortega como nuevo secretario local, en el relevo de Fran González. Para ambos han tenido recuerdos, nada cariñosos, en la despedida. Pero este problema no es de ahora, sino de siempre.

ES lamentable que la noticia más importante de las pasadas fiestas de Navidad en Cádiz haya sido la cabalgata de los Reyes Magos y el caso del oso averiado. En Cádiz la gente es muy exigente con las cabalgatas. Si fuéramos igual de exigentes con otros asuntos más importantes, quizás otro gallo cantaría y no daría el cante con el megáfono. Si estuvo de trending topic en Twitter y sirvió de pitorreo nacional en el Sálvame de Tele 5 fue, básicamente, por culpa de gaditanos y gaditanas que colgaron videos y se mofaron a gran escala. Se exageró una pamplina, y ya lo aprovecharon fuera, porque en el resto de España sirve Cádiz para el cachondeo, para reírse, para hacer de bufones, con el pretexto de que esto es Cádiz y aquí hay chirigoteo todo el año, y qué se le va a hacer si esta ciudad es así y todo se toma a broma.

LOS comerciantes gaditanos parece que están razonablemente satisfechos con la campaña de Navidad, según hemos leído en el Diario. Me alegro por ellos, ya que es un sector importante para la ciudad. Los comerciantes del centro de Cádiz empezaron la campaña navideña quejándose por la iluminación de las calles, que ha sido pueblerina, escasa y triste, si se comparaba no sólo con las grandes ciudades, sino con el entorno de la Bahía. Creo que la gente no compra en un sitio o en otro porque haya más o menos luz. Y, a pesar de que las ventas aumentaron en los últimos días de las fiestas navideñas, a pesar de las expectativas para la campaña de rebajas, el centro de Cádiz no ha superado la amenaza del declive comercial.