LA globalización nos puede llevar a adoptar los usos y las costumbres de otros países. Es lo que está ocurriendo con las fiestas de Todos los Santos y los Fieles…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
LAS lluvias torrenciales y los vientos provocaron ayer inundaciones y destrozos en Andalucía, sobre todo en las provincias de Sevilla y Huelva. Coincidía la fecha con el aniversario de la dana que causó 229 muertos en Valencia, lo que acentuaba el impacto psicológico. En Sevilla se sabe que las grandes…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

AL final de esta pandemia pasará lo mismo que un siglo antes: así como hubo una gripe española ya tenemos un coronavirus español. Está demostrado que la gripe de 1918 no se originó en España (unos dicen que en China, pero parece más probable en EEUU), sino que el mundo ya nos odiaba, para variar. La Primera Guerra Mundial favoreció la movilidad con las tropas, y aunque España era neutral aquí murieron unas 200.000 personas. Al conmemorar el centenario todo se parece demasiado a lo que ocurrió entonces. Donald Trump y Santi Abascal hablan del “virus chino”. Algunos científicos conspiranoicos (o paranoicos) apuntan que fue creado en un laboratorio de Wuhan, y que no es cosa de murciélagos ni pangolines. Los científicos más creíbles insisten en que nadie lo inventó, y que no ha sido el primero ni será el último que forma un lío.
POR culpa del coronavirus maldito se han cargado el puente de Todos los Santos y sus fiestas anexas. Parece obra del demonio (al que repelen siempre los santos), pero la culpa es de la cogobernanza del bien y el mal, que en última instancia sí podría ser un invento del Maligno. Porque se han juntado el hambre con las ganas de comer los huesos de santo y los buñuelos, incluso los panellets (que suenan a chuches del Frankenstein catalán), y así les han salido unas medidas estupendas para encerrar a la gente. El coronavirus va a su manera, como Frank Sinatra, y llega hasta la cocina de los bares y restaurantes, que cerrarán antes. El coronavirus va a su manera, sin control, porque los rastreadores son los últimos en enterarse, como la chirigota del Yuyu. España no es como China, donde encerraban a los contagiados, pero los encerraban de verdad, no para que salieran de paseo por el perímetro de los confinados.
ANTE la segunda ola del coronavirus (¿o es ya la tercera?) la Junta de Andalucía establece nuevas medidas. Tanto Juanma Moreno como Juan Marín han indicado que se adaptan a las circunstancias y “a los criterios sanitarios”. Aunque el presidente es del PP y el vicepresidente de Ciudadanos, en Andalucía hay menos discrepancias que en Madrid, donde Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado se fastidian entre ellos mismos. Aquí cada cual puede decir una cosa y al día siguiente la contraria, como le ocurrió a Juan Marín con los viajes a Andalucía en el puente de Todos los Santos. Después se justificó, recordando que las cosas cambian de un día para otro. Por lo tanto, van probando. Cuando no funcionan unos principios, buscan otros. Es la sabiduría según Groucho Marx. En España siguen los palos de ciegos, a ver si sale bien por casualidad; y eso es lo que más preocupa a quienes sufren el toque de queda y el confinamiento perimetral.
UNA de las mayores desgracias de Cádiz es que no se sabe promocionar. Ojo, que no digo vender, pues no está a la venta. Pero no hay habilidades para el marketing de esta ciudad trimilenaria, la más antigua de Occidente, según se decía, donde la Dama de Cádiz resultó ser un tío, lo que demuestra que aquí han pasado cosas raras desde tiempos inmemoriales. Cádiz tiene puntos negros, pero también fortalezas que en otros lugares serían el orgullo de sus habitantes. Voy a citar dos ejemplos recientes. Uno: la puesta de sol de la Caleta ha sido elegida la más bonita de España por los lectores de la revista Condé Nast Traveller. Otro: esta ciudad es la capital española con menor tasa de contagios en el coronavirus, a pesar de los pesares. ¿Qué se diría si en vez de Cádiz fuera Sevilla o Málaga? ¿Habría toque de queda? Y no digamos Madrid, ombligo de la nación.
DESPUÉS de la moción de censura que le montó Santiago Abascal, como si fuera su gurú, se fue Pedro Sánchez a visitar al Papa (a ver si le sirve para algo) y ya se prepara otra vez para el estado de alarma, lo que más le gusta. Pedro va entre el cielo y el suelo, como cantaba Mecano. Ya se les ha descontrolado completamente del todo la gestión sanitaria de la segunda ola. Han vuelto a cometer errores de bulto. Sin embargo, aquí vivimos en los mundos de Yupi, con don Simón al aparato, lo que está en la esencia del desastre. Sólo importa la política de vía estrecha. Vox ha cometido un gran error, ya que las mociones de censura no se organizan para perderla por goleada y dar oxígeno a un Gobierno en apuros.