LA globalización nos puede llevar a adoptar los usos y las costumbres de otros países. Es lo que está ocurriendo con las fiestas de Todos los Santos y los Fieles…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
LAS lluvias torrenciales y los vientos provocaron ayer inundaciones y destrozos en Andalucía, sobre todo en las provincias de Sevilla y Huelva. Coincidía la fecha con el aniversario de la dana que causó 229 muertos en Valencia, lo que acentuaba el impacto psicológico. En Sevilla se sabe que las grandes…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

EN la lista negra del coronavirus andaluz han aparecido tres capitales de provincia: Granada, Málaga y Sevilla. Desde luego, no con la misma intensidad, ni con el mismo desarrollo. Recuerden que Málaga y Granada fueron las dos provincias andaluzas que ralentizaron la relajación de medidas y pasaron más tarde a la fase 1 y a la fase 2. En la segunda ola, vemos que tiene más incidencia, en general, allá donde sufrieron más muertes en la primera. Sin embargo, en Sevilla (que tenía una de las tasas de mortalidad y contagios más bajas de Andalucía, junto a Huelva, Cádiz y Almería) la evolución ha ido claramente a peor durante el otoño, según los datos de la Junta.
LA ciudad de Cádiz se ha convertido en el emporio del orbe para las personas llamadas sin techo. Ese nombre de por sí ya es indigno, además de un eufemismo, porque se refiere a personas sin hogar, que deben dormir y pasar el día en plena calle, y que no tienen otras posibilidades. Personas dignas de respeto y compasión, la mayoría con muchas historias tristes detrás. Sin embargo, lo de sin techo suena como acampada al aire libre, como si Kichi (antes del permiso) hubiera convertido Cádiz en un gigantesco camping urbano, donde incluso ponen sus tiendas de campaña. Van rotando y ampliando el territorio: en los bajos de la Caleta, en el mirador de Santa Bárbara, junto la fuente de las tortugas, en las bóvedas de Santa Elena, en el parque de la Telegrafía sin Hilos, en el foso de las murallas (la zona BIC), o debajo del nuevo puente de la Constitución de 1812.
TODAVÍA hay personas ingenuas, espíritus sublimes, almas puras, que preguntan: ¿por qué España es el país europeo que peor está gestionando la pandemia del Covid-19? Pues por la politización cutre. En este país todo se mide en clave de politiqueo, hasta las próximas elecciones, sin horizontes estratégicos. Mientras Pedro Sánchez pide unidad, él va a su alarma. También hay que tener claras las prioridades de salud, y ser consecuentes, algo que le falla a Isabel Díaz Ayuso. La batallita de Madrid es alarmante, porque nadie sabe lo que hace. No es sólo un problema de la capital de España. Hasta el presidente de la Junta, Juanma Moreno, hombre de por sí malagueño, pidió a los madrileños que no vinieran a Andalucía.
POCAS ciudades habrá tan rácanas y cicateras con sus mejores hijos como Cádiz. Puede que algunos carnavaleros hayan sido homenajeados póstumamente, a lo grandísimo. Pero aquí lo más común es que el muerto va al hoyo y el vivo al bollo. Olvidan a los que no les interesan. Todo lo anterior va porque en Cádiz falleció la semana pasada Julio Ramos Díaz. Era mucho más que un ex decano del Colegio de Abogados, un ex hermano mayor de Buena Muerte o un ex colaborador jurídico del Obispado. Era uno de los gaditanos más ilustres que quedaban, y debería tener el máximo reconocimiento de su ciudad. Pero, claro, con un problema: estaba por encima de las dos Españas, cuyas miserias había sufrido, y al margen de los partidos políticos. Se guiaba por su conciencia.
EL pacto del PSOE con Ciudadanos en el Ayuntamiento de Sevilla es un jaque mate para el mandato que acabará en 2023. Supondrá mucho más que un acuerdo de gobernabilidad para garantizar la aprobación de los presupuestos, las ordenanzas fiscales o algunos proyectos discutidos, en los que Ciudadanos ya se había dejado querer desde que está de portavoz Álvaro Pimentel. Se puede considerar como una jugada maestra de Espadas, que ha ganado la partida a la oposición y se asegura cierta tranquilidad. Al menos mientras Ciudadanos se mantenga como un grupo político con criterios coherentes, lo que no siempre sucede por sus desavenencias.