LA globalización nos puede llevar a adoptar los usos y las costumbres de otros países. Es lo que está ocurriendo con las fiestas de Todos los Santos y los Fieles…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
LAS lluvias torrenciales y los vientos provocaron ayer inundaciones y destrozos en Andalucía, sobre todo en las provincias de Sevilla y Huelva. Coincidía la fecha con el aniversario de la dana que causó 229 muertos en Valencia, lo que acentuaba el impacto psicológico. En Sevilla se sabe que las grandes…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

AL valorar la crisis del comercio y el turismo en Cádiz se debe tener muy en cuenta la importancia de los cruceros. La pérdida del crucerismo, a causa del Covid-19, ha sido funesta para la ciudad. En el ranking del turismo era esencial, porque aportaba una población flotante añadida y con poder adquisitivo. Se notaba en los establecimientos de la calle Columela (y en los de Cádiz Centro, en general), tanto en las tiendas de Inditex, como en otras marcas nacionales y multinacionales, como en el comercio local. Esos clientes se han perdido en 2020, como se perdió el barco del arroz. No hay alternativas. Ni va a llegar otro turismo que compense (a pesar de los bonos de la Junta de Andalucía), ni en Cádiz hay poder adquisitivo para aumentar los gastos.
EN este país, de vez en cuando, la gente se agobia por algo hasta que se agota. Pasó con el papel higiénico, la levadura y las pesas. En Sevilla ahora está sucediendo con las vacunas de la gripe. Ha calado un frenesí entre los vacunandos y cierta alarma entre los vacunadores. Así se ha propagado la teoría de que es dificilísimo vacunarse, que no habrá suficientes para todos; y, curiosamente, también se oye lo contrario: que no habrá tantos sevillanos dispuestos a vacunarse y consumir todas las que ha adquirido el SAS. Es decir, vuelve la mitología popular sobre la carencia de algo, en este caso de las vacunas, como si hubiera cartillas de racionamiento. Y también parece que la Consejería de Jesús Aguirre se ha colapsado, en plan de sálvese el que pueda.
NO sabemos si el Cádiz se mantendrá en Primera División a final de temporada, pero ya ha conseguido algo que es más importante: reforzar su memoria histórica. Este equipo es admirado y odiado en toda España (quizás a partes iguales), porque es capaz de lo mejor y de lo peor. Del más difícil todavía y del petardazo más tremendo. Siempre se le ha reconocido como un David dando la pedrada a Goliat, cuando menos se lo esperaba. Pero, en otras ocasiones, este David ha salido en camilla camino de la enfermería, y ha perdido en Lucena o por ahí. Nunca se sabe lo que puede hacer y ahí reside el encanto. Su color amarillo (y azul, no olvidarse del azul, que os gusta mucho vestir de amarillo completo, como el Villarreal) es legendario y forma parte del mito, pues para la gente del espectáculo atrae el gafe. En el fútbol, sin embargo, depende de los días.
IMAGINEMOS lo contrario: que un Gobierno del PP y Ciudadanos, con ministros de Vox, decidiera unilateralmente rebajar las mayorías para elegir el Poder Judicial, y así plegarlo a sus intereses. ¿Qué dirían los del PSOE y Unidas Podemos? Sin duda, que la derecha estaba dando un golpe de Estado, para romper los equilibrios de poderes, y mandar a tomar por saco el espíritu del barón de Montesquieu. ¿Acaso no era eso lo que sucedía en el régimen de Franco? ¿Acaso no era eso lo que ocurría en el comunismo prosoviético o en su disfraz bolivariano? Todas las dictaduras se afanan en controlar el aparato del Estado y ponerlo a su servicio.
A Eduardo González Mazo, ex rector de la Universidad de Cádiz, le concedieron el XIX Drago de Oro el pasado martes 13, cuando se celebraba el día de su santo. Con esto no quiero decir que fuera un regalo, sino todo lo contrario. Con ese galardón, el Ateneo reconocía sus méritos al frente de la Universidad de Cádiz, cuando vivió unos días dorados que difícilmente volverán. Al menos hasta que olvidemos las consecuencias de la pandemia. El Drago de Oro es un premio que tiene un historial interesante. Ese drago fue creciendo porque lo regaba con mimo Ignacio Moreno Aparicio, en sus años de presidente del Ateneo, y así lo ha seguido su sucesor en el cargo, José Almenara. En el jurado, además de Ignacio, casi siempre han estado Moncho Pérez Díaz-Alersi y algunos más, depende de la ocasión.