NO hace falta citar los siglos XVIII y XIX para recordar la importancia que tuvo el teatro en Cádiz. Eran otros siglos y otras costumbres. Pero recordemos que en la…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
ALGUNOS miembros de la cultura progresista no lo han querido decir en público. Pero, en privado, están insinuando que el Premio Cervantes, máximo galardón de las Letras hispanas, considerado el Nobel literario español, se ha convertido en un premio patriarcal. No lo critican en público, porque el premio (aunque en…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

ESTA crisis del coronavirus avanza a la medida de Internet. Quiero decir, que si no se hubiera inventado sería una crisis completamente diferente del todo. Internet, al que se consideraba como un invento del Maligno, ha salido reforzado y se ha visto que también puede ayudar a sobrellevar las desgracias. Se está comprobando en estos días de la Semana Santa confinada. No hay pasos en las calles, pero los cofrades (y hasta los que no lo son) se buscan la vida como pueden. Los tiempos han cambiado una barbaridad. Antes de los confinamientos, cuando estabas enfermo o impedido, sólo podías ver la misa de la 2 de TVE, que Pablo Iglesias se quería cargar. A consecuencia del coronavirus, ha mejorado la oferta televisiva en materia religiosa.
ESTAMOS en un escenario de prolongación de los confinamientos hasta final de mes, que después seguirá, según ha anunciado ya el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. La UEFA y la FIFA ya han advertido que existe un tope para terminar esta temporada: el 3 de agosto. A partir de ahí sería imposible, porque condicionaría todo el calendario internacional de las competiciones. Vemos lo que está ocurriendo en otros ámbitos: las universidades andaluzas (y de la mayor parte de España) no van a reanudar las clases presenciales hasta el próximo curso. Los colegios e institutos no alargarán las clases hasta el verano.
Hoy empieza una Semana Santa sin pasos, la más triste y extraña que hemos conocido l El tiempo nos clava el puñal del coronavirus y nos deja una herida abierta en la memoria
HOY es Domingo de Ramos, pero no lo parece. No veremos al primer nazareno que irrumpe como un fantasma entre el sol tibio de la mañana. No veremos a los niños de blanco que llegan bulliciosos a la plaza del Salvador, ni oiremos el crujir de la rampa cuando baje el paso de la Borriquita. No veremos la blancura inmaculada de la Paz cobijada bajo la arboleda perdida del Parque. No veremos la ojiva de San Julián enmarcando el azul celestial del palio de la Hiniesta. No veremos el arranque valiente de Jesús Despojado en la plaza de Molviedro. No veremos a la Virgen del Subterráneo intercalando suspiros entre el azahar de la calle Doña María Coronel cuando sigue la estela estremecida del Cristo de la Humildad y Paciencia. No veremos la Gracia y Esperanza de la Virgen según Sevilla, con la cera a compás por Caballerizas. No veremos a la Virgen de la Estrella en su esperada salida de San Jacinto, desde donde los trianeros la iban a seguir hasta perderla de vista en el puente abarrotado. No veremos el Amor, con lo que eso significa. Y no veremos la Amargura, sino que la sentiremos en lo más profundo del corazón.
CUANDO pase el tiempo, cuando lleguen otras generaciones, se recordará aquel Domingo de Ramos de 2020. El año sin procesiones en la Semana Santa de Cádiz. Hoy es el día en el que se quedan en sus templos las imágenes de cinco cofradías: Borriquita, Señor Despojado, La Cena, Las Penas y Humildad y Paciencia. No habrá carrera oficial, nadie se sentará en las sillas y palcos. No habrá nadie viendo pasos en las calles de Cádiz. Ni tampoco las misas de Ramos por las mañanas, con sus procesiones claustrales. Nadie paseará sus ramitas de olivo bendecido. Ni veremos a los niños que por vez primera se visten de penitente. Ni resonarán las horquillas de los manigueteros en las calles gaditanas. Ni subirá a los cielos el humo de los incensarios. Ni nadie se asomará a un balcón para ver un paso que se aleja.
AL llegar el Domingo de Ramos se siente, en toda su crudeza, el alcance de la pandemia del coronavirus. Andalucía es la comunidad más castigada de España en lo económico. A pesar de que en lo sanitario, dentro de lo malo, está saliendo mejor que otras. Según los datos de ayer, es la séptima comunidad en número de muertos, 426 personas (en España ya son 11.744 fallecidos), aunque es la que tiene más habitantes. La incidencia del coronavirus es mucho menor que en Madrid, Cataluña o las dos Castillas, donde se acumulan la gran mayoría de los casos. El mayor foco andaluz está en la provincia de Málaga, aunque es curioso que la menor incidencia se da en otras tres provincias costeras: Cádiz, Almería y Huelva.