TRES torres y seis cofradías hay en mi barrio de Santa María. Esto lo podría decir un pregonero y colaría. Porque el barrio tiene las torres de la Merced, Santo…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
LA Madrugada de la Semana Santa de Sevilla es el territorio de los abruptos contrastes. Según las estadísticas, es la jornada con mayor número de nazarenos cumpliendo estación de penitencia y es la jornada con menos público en las calles del casco antiguo viendo las procesiones. Es también la jornada…
LA Semana Santa ofrece 8 días de oro para el turismo, y no sólo el religioso. En Andalucía se celebra como ya sabemos, pero hay de todo. Miles de personas entran y salen de las ciudades estos días. Oigan, ¿pero el turismo es bueno o malo? Es la principal fuente…
ESTÁ en su fase terminal una de las obras más importantes para el futuro de Cádiz como ciudad transitable. Me refiero al derribo de los edificios de la calle Cooperativa, con salida a la avenida de Juan Carlos I (o del soterramiento). Una obra que avanza a buen ritmo. Cuando concluya el derribo de los 72 pisos, cuyos vecinos fueron realojados, quedará el espacio necesario y suficiente para terminar la Gran Avenida Transversal de Extramuros. Es decir, la avenida que unirá el nuevo puente de Cádiz con el Paseo Marítimo, atravesando toda la zona de Puerta Tierra a lo ancho. Será entonces cuando se puedan aprovechar mejor las posibilidades que ofrece el nuevo puente para vertebrar el tráfico en la ciudad.
EL proceso de expulsión de los sevillanos hacia las periferias no afecta sólo a los pobres. Por supuesto, con ellos empezó todo, porque forman el eslabón más débil. Pero tampoco se libran las clases medias. Como nuevos Ulises de la Odisea sevillana oyen cantos de sirenas, que les lanzan mensajes tentadores. Después de una crisis que paralizó la construcción, anuncian nuevas promociones en lugares tan alejados de la Giralda como Palmas Altas, donde van a construir 2.800 viviendas, o la Hacienda del Rosario, donde están previstas siete torres con 1.046 pisos, de las cuales ya se ha presentado la primera. En un lugar colindante con el término de Alcalá de Guadaíra.
ENTRE las novedades del equipo municipal de Cádiz, que comanda nuestro alcalde Kichi, una de las que ha causado expectación es la concejala de Cultura y Fiestas. La unificación es un acierto. A eso se suma que ejerce este cargo Lola Cazalilla Ramos, licenciada en Historia del Arte. Es decir, una señora que tiene una carrera terminada, aunque es nueva en la política. Algunos que ya la hemos saludado coincidimos en que no parece de Podemos. Esto se puede interpretar como un elogio (que es como lo planteo), o como una crítica. Pero en modo alguno quiero poner a los indignados de los sueldos en contra desde el minuto 1. Me refiero a que parece una concejala de verdad.
EL proceso especulativo que expulsa a los sevillanos del casco antiguo no ha comenzado ahora, ni se basa sólo en el turismo. Continúo con el segundo artículo de la Trilogía del Desarraigo para recordar que esto mismo se decía en décadas anteriores, incluso en el siglo pasado. En los años 90 eran abundantes las polémicas referidas al proceso de terciarización del centro, que se destinaba cada vez más a servicios, mientras los sevillanos se iban a vivir lejos. La ciudad siempre tuvo tendencia a ensancharse. El proceso se intensificó con el franquismo en la posguerra y se complicó con el desarrollismo de los años sesenta y setenta del siglo XX. En la democracia, los ayuntamientos de andalucistas, socialistas y populares, desde Luis Uruñuela a Juan Espadas, pasando por los demás, han sido incapaces de revertir esa situación.
LA buena gente dice: “las obras del Paseo Marítimo, con su carril para patinetes, digo para bicis, es lo mejorcito que hizo el Ayuntamiento de Kichi en sus cuatro años anteriores”. La mala gente dice: “Para una cosa que hizo el equipo de Kichi medio bien, resulta que es una obra de la Junta de Andalucía”. Yo no le quiero quitar la ilusión a Martín Vila, que está con el Paseo Marítimo como un niño con zapatos nuevos. Eso se decía antes, la verdad, ahora se dirá como una niña con zapatillas de Vans o de Converse nuevas. Por no dispersarnos, se debe reconocer que es una obra. Y que en Cádiz hemos visto tres obras en cuatro años, por lo que tiene un valor sustancial. Pero…