HEMOS leído en la prensa (o sea, en el Diario) que este verano no van a funcionar los lavapiés ni las duchas en las playas de Cádiz, según ha confirmado…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
SE suele recordar que la Feria de Sevilla fue ideada por un catalán, Narciso Bonaplata, y un vasco, José María Ybarra. Por supuesto, no eran un catalán y un vasco independentistas, ni la Feria ganadera de 1847, con sus 19 casetas en el Prado, era como la de 2024. Sin…
FALTAN siete días para las elecciones en el País Vasco. Los de EH Bildu sueñan con ganar. Sería su primera vez. ¿Pasearán en gabarra? El mejor padrino para botarla sería Pedro Sánchez, que tanto les ha ayudado, hasta el punto de que ya pocos se acuerdan de que son los…
EL dragado del Guadalquivir se ha convertido en un mito, como el canal Sevilla-Bonanza. El Tribunal Supremo se ha pronunciado contra las obras del dragado, según estaba previsto en el anulado Plan Hidrológico. Sin embargo, el presidente del Puerto, Rafael Carmona, está en otra dinámica, que es la de un nuevo dragado ecológico y de mantenimiento. La semana pasada presentó el proyecto. El mantenimiento es importante. Quienes todavía tenemos coche, sabemos que los mantenimientos sirven para algo; para que le cambien los filtros y el aceite, y lo pongan a punto, y te casquen de 300 euros para arriba, aunque estaba la mar de bien. Pues eso es lo que le van a hacer al río Guadalquivir: un dragado de mantenimiento. No asustarse.
ESTÁ en su fase terminal una de las obras más importantes para el futuro de Cádiz como ciudad transitable. Me refiero al derribo de los edificios de la calle Cooperativa, con salida a la avenida de Juan Carlos I (o del soterramiento). Una obra que avanza a buen ritmo. Cuando concluya el derribo de los 72 pisos, cuyos vecinos fueron realojados, quedará el espacio necesario y suficiente para terminar la Gran Avenida Transversal de Extramuros. Es decir, la avenida que unirá el nuevo puente de Cádiz con el Paseo Marítimo, atravesando toda la zona de Puerta Tierra a lo ancho. Será entonces cuando se puedan aprovechar mejor las posibilidades que ofrece el nuevo puente para vertebrar el tráfico en la ciudad.
EL proceso de expulsión de los sevillanos hacia las periferias no afecta sólo a los pobres. Por supuesto, con ellos empezó todo, porque forman el eslabón más débil. Pero tampoco se libran las clases medias. Como nuevos Ulises de la Odisea sevillana oyen cantos de sirenas, que les lanzan mensajes tentadores. Después de una crisis que paralizó la construcción, anuncian nuevas promociones en lugares tan alejados de la Giralda como Palmas Altas, donde van a construir 2.800 viviendas, o la Hacienda del Rosario, donde están previstas siete torres con 1.046 pisos, de las cuales ya se ha presentado la primera. En un lugar colindante con el término de Alcalá de Guadaíra.
ENTRE las novedades del equipo municipal de Cádiz, que comanda nuestro alcalde Kichi, una de las que ha causado expectación es la concejala de Cultura y Fiestas. La unificación es un acierto. A eso se suma que ejerce este cargo Lola Cazalilla Ramos, licenciada en Historia del Arte. Es decir, una señora que tiene una carrera terminada, aunque es nueva en la política. Algunos que ya la hemos saludado coincidimos en que no parece de Podemos. Esto se puede interpretar como un elogio (que es como lo planteo), o como una crítica. Pero en modo alguno quiero poner a los indignados de los sueldos en contra desde el minuto 1. Me refiero a que parece una concejala de verdad.
EL proceso especulativo que expulsa a los sevillanos del casco antiguo no ha comenzado ahora, ni se basa sólo en el turismo. Continúo con el segundo artículo de la Trilogía del Desarraigo para recordar que esto mismo se decía en décadas anteriores, incluso en el siglo pasado. En los años 90 eran abundantes las polémicas referidas al proceso de terciarización del centro, que se destinaba cada vez más a servicios, mientras los sevillanos se iban a vivir lejos. La ciudad siempre tuvo tendencia a ensancharse. El proceso se intensificó con el franquismo en la posguerra y se complicó con el desarrollismo de los años sesenta y setenta del siglo XX. En la democracia, los ayuntamientos de andalucistas, socialistas y populares, desde Luis Uruñuela a Juan Espadas, pasando por los demás, han sido incapaces de revertir esa situación.