LA ciudad de Cádiz es como es. No tiene terrenos para agricultura, y limita su industria a la ya existente, con el Puerto (que va a ampliar su terminal de…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
GRACIAS a que la Feria empezó y terminó en abril, el mes de mayo puede lucir este año su peculiar identidad. Mayo es el mes donde se cruzan los caminos del año. En mayo mueren los últimos fríos del invierno y aparecen los primeros calores tórridos del verano. Mayo es…
ADVERTI el pasado domingo que el lunes sería el día del teatro. Engañó a la ciudadanía, fingiendo una tragedia. El equívoco siguió hasta el último minuto, con la visita al Rey y la puesta en escena de la Moncloa. ¿Para qué? Para convertir la tragedia en farsa. La ciudadanía se…
AL poco tiempo de ser elegido alcalde José María González Santos, en algunos medios de comunicación forasteros del mundo mundial empezaron a denominar a Cádiz como Kichilandia. Por supuesto, lo hicieron algunos que no habían venido siquiera, por lo que ignoraban el estado de la ciudad. Se dejaron llevar por falsas impresiones, algunas propagadas por el propio alcalde, cuando habló en La Sexta de ese ambiente que convertía a Cádiz en una versión andaluza de Calcuta. O fascinados por aquella foto de Adrián Martínez de Pinillos, en volandas de la Policía, con motivo del desahucio inaugural del cambio. Cosas así, de cara a la galería del coleccionista de sorpresas.
HA sido raro que nadie proponga el nombramiento del 6 de noviembre como Día Mundial del Turismo Cofrade. Ese día se clausuró la Muestra de Semana Santa y Turismo Religioso de la provincia de Sevilla, que organizó la Diputación. Pero ese día pasará a la historia como el del regreso del Señor del Gran Poder, desde la Catedral a su basílica, ante más de 200.000 personas, en la procesión más multitudinaria que se ha visto en Sevilla en las últimas décadas. Por supuesto, que no se organizó para hacer turismo, sino para acompañar al Señor en el Año de la Misericordia. Y atrajo a miles de devotos.
CONSIGUIÓ empatar el Cádiz en el estadio del líder. Un punto de mérito, porque el Levante es el principal favorito para el ascenso. Un punto bien trabajado, porque el líder nunca estuvo cómodo. Por el contrario, cuando arriesgaron y expusieron más, fue cuando el Cádiz los pudo sorprender al contragolpe. Quizá con un poco más de convicción arriba, el Cádiz hubiera dado la campanada. En realidad, la mejor ocasión del partido la tuvo Ortuño, pero el portero Raúl le sacó el disparo a bocajarro.
LA ciudad de Cádiz se ha estremecido con los asuntos sociales del Carnaval. Entre los muy acuciantes problemas (como el alumbrado navideño) que amenazan nuestro futuro inmediato, se nos ha colado uno nuevo, al parecer gravísimo: la elección del presidente del jurado del Carnaval. Desde que llegó a la Alcaldía González Santos, que procedía del Callejón de los Santos (santos laicos, por supuesto), se había activado el frenesí participativo. Consiste en que la buena gente participe en todo, sin que decidan nada. Por ello, parecía normal que el presidente del jurado del Carnaval sea elegido por todos los gaditanos y gaditanas (mediante un referéndum telemático, o algo así). Sin embargo, será decidido por el propio alcalde González Santos, o la concejala María Romay, por el sistema de Digital Plus.
SON alegrías de Cai... o tristezas de Nueva York. Desde que ganó las elecciones, y aparecieron los primeros memes, todo el mundo se arranca por las alegrías de Trump. Como si hubieran vuelto Camarón y Chano Lobato. Del Tiriti tran tran tran hemos pasado al Tiriti Trump Trump Trump. Todavía Tiriti no ha tomado posesión y ya le han organizado manifestaciones de protesta, como a Rajoy en el Congreso de los Diputados. En Cádiz, la cuna de las alegrías, ya está rebautizado en aguas de la Caleta. Los más espabilados se dieron cuenta de que si Donald tuviera el apodo de Tiriti sería Tiriti Trump; o sea Tiriti Trump Trump Trump. Lo único que nos faltaba es que este gachó saliera flamenkito apaleao, como aquella chirigota de Juan Carlos. Aunque allí la apaleada es la otra.