A finales de enero, los representantes de la Junta de Andalucía, la Diputación Provincial, el Ayuntamiento de Cádiz y la UCA anunciaron un plan para salvar el edificio de Valcárcel,…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
SUMAR para después restar. Es lo que ha decidido el Gobierno con la subida del salario mínimo. Yolanda Díaz estaba muy contenta, porque lo habían subido a 1.184 euros en 14 pagas. Y suponía que esa medida (beneficiosa para muchos jóvenes y personas en situación precaria, por no decir lamentable)…
FRANCO murió hace casi 50 años, y medio siglo después tenemos un Gobierno en el exilio. El presidente del Gobierno en el exilio se llama Carles Puigdemont y reside en Waterloo. Es como Don Juan para los monárquicos cuando se exilió en Estoril. A Waterloo van todos en peregrinación para…
SE están cargando nuestras costumbres, el rico folklore plurinacional, y convierten en un dogma laico cualquier idea que se les ocurre. La libertad no era eso: prohibir todo lo que no les gusta. Y los demás que se fastidien. Se imitan unos ayuntamientos a otros y se quedan tan panchos. En San Fernando, Patricia Cavada también ha prohibido los circos con animales. Ahora tienen una competencia entre los municipios de la Bahía, a ver quién es más animalista. Los de Podemos e IU (que estarán despistados intentando justificar al injustificable Maduro), no se han dado cuenta de que el animalismo también es de origen cristiano, como casi todo, porque en el portal de Belén ya hubo una mula y un buey. Los Reyes Magos viajaron en camellos, que también se han prohibido.
A lo largo del siglo XXI, Cádiz ha perdido muchos eventos del verano. A pesar de que han transcurrido menos de dos décadas. En otros tiempos, se informaba de los objetos perdidos, que iban a parar a un depósito municipal. Sin embargo, eso ya no le interesa a nadie. Tampoco se habla de las fiestas perdidas del verano, que van cayendo con sencillez. ¿Y a quién le importan? La buena gente ni se acuerda, y eso que se han ahorrado.
Se perdió la Velada de los Ángeles, todavía en tiempos del PP, que era una fiesta de principios de agosto, tradicional y con historia. Aunque derivó en guadianesca: aparecía y desaparecía, según los años y las quejas vecinales. Hasta que murió en el intento y nunca más se supo, ni los nuevos dijeron nada de rescatarla, con lo gaditana que fue en tiempos de nuestros bisabuelos.
LOS gaditanos y las gaditanas tienen derecho a decidir, no como otros. Al menos, a decidir el cartel del Carnaval de 2018. El Ayuntamiento ha organizado un sistema de votación popular (que, en realidad, es votación populista) para que “todos los ciudadanos y ciudadanas empadronados en la ciudad” (frase textual) puedan elegir el cartel ganador. Los únicos requisitos son el DNI y tener correo electrónico. Quienes sean unos analfabetos informáticos, o no les apetezca dar su dirección de email, no se preocupen. Podrán votar, en modo presencial, en las urnas de la consulta soberanista que se situarán en el lugar de exposición de los carteles.
CUIDADO, que no es un caso de corrupción, ahora que les ponen nombres históricos, como el de Blas de Lezo, ¿qué culpa tendrá? El caso de Pongilioni lo he bautizado después de leer el libro Familias musicales gaditanas (ediciones Mayi), que ha publicado Manuel Ravina, director del Archivo de Indias, y uno de los gaditanos que mejor conoce nuestra historia. En ese libro, dedicado a las principales familias extranjeras que tuvieron negocios musicales en el Cádiz del esplendor verdadero, Ravina valora especialmente a cuatro personajes: Antonio Peichler, Manuel Rücker, Juan José Quirell y Arístides Pongilioni. Este último es un protagonista que merece particular atención.
SE suele decir que la Segunda División (ahora denominada Liga 1/2/3) es una categoría equilibrada, en la que todos los equipos salen con el objetivo de aspirar al ascenso. Quizás camuflan sus pretensiones con un toque de modestia, y afirman que la intención es llegar cuanto antes a los 50 puntos. Pero la realidad de las últimas temporadas es que con poco más de esos 50 puntos (el Huesca lo consiguió la pasada temporada con 63) se puede pelear por el ascenso. Gracias al sistema de las eliminatorias, que permite opciones a los seis primeros. Fue un acierto. Hasta el cambio de sistema, a partir de marzo, la mitad de los partidos estaban bajo sospecha de tongos.