SER gaditano de nacimiento es lo peor que te puede pasar para tener un reconocimiento en Cádiz. Desde que fue restaurada la democracia, todavía ninguno de los que han ejercido…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
SE suele recordar que la Feria de Sevilla fue ideada por un catalán, Narciso Bonaplata, y un vasco, José María Ybarra. Por supuesto, no eran un catalán y un vasco independentistas, ni la Feria ganadera de 1847, con sus 19 casetas en el Prado, era como la de 2024. Sin…
FALTAN siete días para las elecciones en el País Vasco. Los de EH Bildu sueñan con ganar. Sería su primera vez. ¿Pasearán en gabarra? El mejor padrino para botarla sería Pedro Sánchez, que tanto les ha ayudado, hasta el punto de que ya pocos se acuerdan de que son los…
PARA volver a la nueva normalidad, el comité de expertos de la Junta de Andalucía ha recomendado que las primeras procesiones sean descafeinadas. ¿De máquina o de sobre? Eso lo dejan al gusto de cada cual. No precisan si las imágenes deben ser llevadas en andas, en pasos o en tronos, ni la forma de cargarlos o portarlos, que en determinados lugares de Andalucía es de por sí polémica. Se trata de que haya procesiones, pero sin que se note demasiado, sin bullas, y sin dar la nota musical. En Sevilla y gran parte de Andalucía no se concibe que vuelva la normalidad hasta que no salga una procesión. No obstante, el Ayuntamiento de Sevilla ha corregido este asunto, para establecer que aquí las procesiones de gloria serán de gloria bendita, con todos sus avíos, sus costaleros y su música. Entonces la duda es: ¿descafeinadas o no?
DESDE la primera vez que la oí me llamó la atención, esa frase que suena a tópico: nadie es profeta en su tierra. En Cádiz es una grandísima verdad. Como tantas cosas, la frase tiene un origen cristiano. En el Evangelio de Lucas (4:24) se pone en boca de Jesús, que afirma: “En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su propia tierra”. Lo decía por Él mismo, que sería más valorado por los gentiles que por los judíos. En Cádiz sirve para todo. El gaditano que no triunfa fuera es como de andar por casa, poquita cosa. En Cádiz la gente siempre valora más al forastero. Por ejemplo, el Beato Diego de Cádiz sería santo desde el siglo XIX, si hubiera sido el Beato Diego de Sevilla o de Granada. Y no le exigirían que fuera un progre posmoderno en el XVIII. Pero no es una excepción.
LA oposición todavía no ha conseguido que un ministro dimita por un escándalo. Los relevados cayeron por su propio peso, cuando le estorbaban a Pedro Sánchez. Y en el sector de Unidas Podemos, a pesar del descrédito personal que llevan, sólo ha renunciado el vicepresidente Pablo Iglesias, cuando seguir ya era un estorbo hasta para él mismo. Así que a pesar de la última polémica, tampoco van a echar al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, que tiene derecho de pernada para todo: para acusar de homófobos a los varones españoles, para insinuar culpables en el caso de las cartas con balas o en el de la falsa denuncia de violencia homófoba, para expulsar sin garantías a los menores marroquíes, etcétera.
LA prosperidad de Cádiz tiene una referencia muy simple: turismo o nada. A partir de ahí, se puede discutir, pero eso es indiscutible, les guste o no. Por consiguiente, despotricar del turismo y putearlo es escupir en la mano que te da de comer. Es posible que esté dando de comer regular, y que en las fantasías haya otras posibilidades, pero vuelvo a lo de otras veces: esa es la realidad. Podemos soñar con quimeras, o imaginar que todos los vecinos de la Bahía van a vivir de la industria. No se trata de desmantelarlas, sino de atraer las que puedan captar. Pero la industria, cuando depende de los gobiernos en exclusiva, ya se ha visto que sigue en crisis. Y para el florecimiento de la industria privada hacen falta requisitos que en Cádiz no se favorecen, sino más bien al contrario.
AL llegar septiembre comienzan los cursos (escolar, judicial, político, lo que sea) y nos entra la mentalidad del otoño caliente. Sin embargo, en Sevilla, los ojos se vuelven ya hacia la primavera. La Semana Santa tiene su curso, que es el llamado Curso Cofrade, y la Feria no, aunque hay que prepararla a tiempo para que no ocurra lo mismo que con los toldos. Cabrera propone y el coronavirus dispone, como ha pasado en los dos últimos años. Entre ola y ola, se hablaba de experimentos raros para las fiestas primaverales, pero los acontecimientos de los últimos días son más esperanzadores. Y reconfortan las declaraciones del alcalde, Juan Espadas, que se situó en contra de “sucedáneos y variantes” y rechazó “los experimentos raros”.