ANTES se decía “Fulanito vive a cuerpo de rey”, y no era por don Juan Carlos I, que acaba de publicar sus memorias. Sin embargo, ahora (cuando no invitan al…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
ABEL Moreno Gómez es un triunfador. Y eso despierta la admiración en la gente sencilla, y es lo que se quedará para la posteridad. Pero también origina envidia, entre los que intentar regatear méritos. Abel Moreno es una figura de la música popular sevillana, andaluza y española, pero no siempre…
A los pocos días de la catástrofe, escribí que Carlos Mazón debía dimitir como presidente de la Generalitat valenciana. Es lo que pensaban (y siguen pensando) la mayoría de los ciudadanos. Ha sido un error mayúsculo que permaneciera en el cargo, con la excusa de que sería el piloto de…

HAY que ver lo que cambia la vida de un siglo a otro. Lo pensaba al leer la crónica sobre el derribo de las murallas de Cádiz (un hecho acaecido el 3 de marzo de 1906), que publicó Diego Joly en el Diario recientemente. Aquello se vivió en Cádiz como un acontecimiento estupendo, un símbolo del progreso para una ciudad que se abría al mundo. Todavía no tenían en mente cambiar el PGOU de la plaza de Sevilla. Sin embargo, ahora uno de los argumentos que esgrimieron contra el hotel de Renfe es que taparía las murallas, o lo que queda, se entiende. Porque todo el frente del muelle se lo llevaron por delante a principios del siglo pasado.
TARDE malange y grisácea que pareció contagiar al Cádiz. No se le vio esta vez como un equipo con recursos para estar arriba. Pareció como si después de lo ocurrido en Getafe (donde le escamotearon un punto para afirmarse), no se lo terminaran de creer. Hay que ser realistas para ver que el objetivo de la fase de ascenso será muy difícil. El Levante ya es inalcanzable y el Girona va en busca de ese camino. El Cádiz aún está en el pelotón de los que pelean detrás por los puestos de promoción. Y, si miramos a los de abajo, el puntito de ayer no está mal. Aunque sabemos que no fue bueno para aumentar las ilusiones.
AYER fue un día de suerte, tocaba regar. Unos operarios de la limpieza, todavía sin municipalizar, acudieron a la playa de la Victoria. Se esmeraron en su labor, con el resultado de que el módulo central lo dejaron como el lago Titicaca, de tanta agua como había. Consecuencia colateral fue que los pobres okupas que allí tienen su refugio debieron emigrar a la arena, donde amontonaron sus pocas pertenencias. Fue como un desahucio de la okupación, pero sin policías ni concejales. La verdad es que daban pena, aunque ese no sea el mejor campamento gaditano.
PASA con el tráfico lo mismo que con el fútbol: todo el mundo cree que entiende. Todos llevamos dentro un entrenador, pero también un taxista de los que no van al aeropuerto. Por eso, será difícil la cruzada que va a poner en marcha el director general de Tráfico, Gregorio Serrano, para que disminuyan los accidentes. Es cierto que está curtido en Sevilla, una de las ciudades donde peor se conduce de España, donde más tontamente están regulados los semáforos, y donde hay más víctimas en accidentes urbanos. Pero, para salir a hombros, deberá superar tentaciones; incluida la de aumentar las multas fáciles, en vez de cortar el origen del mal.
HA sido una dura prueba para el Estado de Derecho. Para empezar, el ambiente. Anunciaron el asunto para los interesados: a las 12 se hace pública la sentencia. Había mucha gente desde la noche anterior, colocaron vallas, una discreta vigilancia. En vez del caso Nóos, parecía una acampada para las entradas del Carnaval. Se podía conseguir la sentencia por Internet, pero aún así. Faltó alguna tragantá que otra, allí no había reventas. Tampoco convocaron a Cristina (Pedroche) para que animara el cotarro. Este país es así: un Estado de Derecho, que escribe con renglones torcidos; a veces tan retorcidos que se caen de espaldas.