AL terminar la Semana Santa, el calendario festivo de la provincia nos ha llevado del tirón a las motos de Jerez. ¡La Motorada! Amada por unos y odiada por otros.…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
TODO el mundo en general se ha quedado desconcertado con la muerte del papa Francisco. Al dolor que origina en los católicos la muerte de un Papa, ya se añaden los comentarios y elucubraciones sobre quién será el próximo sucesor de Pedro. Y al ocurrir el óbito al inicio de…
DESPUÉS del funeral del Papa Francisco, despedido por los principales líderes del mundo, en los próximos días se hablará mucho del sucesor. ¿Y quién será? A esa pregunta intentan responder esos que ahora se denominan vaticanistas. Pero no les hagan caso. Sólo el Espíritu Santo sabrá quién será el próximo…
JUNTO a la burrocracia, de la que escribí ayer, el otro gran problema de nuestras administraciones públicas es la Inoperancia. Sobre todo en el Ayuntamiento de Cádiz, donde ya alcanza niveles espeluznantes. Inoperancia tiene nombre de señora del medio rural: “Aquí Inoperancia González, encantada de conocerle”. Antiguamente se decía también “para servir a Dios y a usted”, pero ya no se estila, pues resulta poco laico y nada guay. Pero la Inoperancia gaditana no es una señora, sino que se ha extendido por el Ayuntamiento, entra y sale de los despachos con normalidad, y es como una enfermedad que va a más y a peor. El virus de la Inoperancia, que el doctor Kichi no consigue atajar. Incluso él mismo se contagió.
SE está viendo muy claro: con estos planteamientos el Cádiz volverá a Segunda B. No se puede regalar un partido como el de ayer, frente a otro recién ascendido. La plantilla del UCAM de Murcia no es mejor que la del Cádiz, pero en la segunda parte los murcianos fueron superiores, favorecidos por un Cádiz fundido, que sólo jugó a pelotazos. Para colmo, cuando ya habían pasado los tres minutos de alargue que dio el colegiado, en la última jugada, la defensa y el portero regalaron el empate. Con 2-0 antes del cuarto de hora no supieron ganar.
POR razones que no han sido suficientemente explicadas, en Cádiz la burocracia de las administraciones públicas ha derivado a una burrocracia. Porque casi todo se ralentiza hasta unos niveles bestiales y se convierte en una burrada. Por si no tuviéramos suficientes problemas con el paro y todo lo que ya sabemos, este se ha convertido en uno de los principales. La burrocracia de nuestras instituciones, sobre todo el Ayuntamiento y la Junta, frenan y paralizan a Cádiz: obstaculizan los proyectos, disuaden a los inversores y provocan situaciones tragicómicas.
CASI sin darnos cuenta, hay un repliegue comercial en el centro de Sevilla. Mientras la gente se distrae con la guerra de los veladores que ha declarado Juan Espadas (en plan Capitán Trueno de la hostelería), resulta que hay locales comerciales vacíos en la plaza del Duque, la calle Tetuán y la Campana; esto es, en el cogollo de la llamada milla de oro y los palacios que perdimos. No es sólo un problema del comercio de toda la vida, que también tiene locales comerciales vacíos en la calle Francos, en la plaza del Pan, en Lineros, en Puente y Pellón, y así podríamos seguir como si fuera el itinerario de la Hiniesta. También afecta a grandes almacenes, y a franquicias que caen o se renuevan.
SIN una dotación económica adecuada, es imposible organizar espectáculos de alto nivel. A partir de ahí, se debe decir que el Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz ha entrado en la senda de la decadencia cultural que sufre la ciudad. Agravada desde que están Podemos y Ganemos en el poder, ya que no asumen la cultura como una prioridad, y han recortado todo lo que han podido y un poco más. En el caso del FIT, los datos están ahí: tienen un presupuesto de 430.000 euros, que son 90.000 euros menos que el año pasado. Es el presupuesto más bajo de toda la historia del festival, casi igual que cuando el Ayuntamiento de Carlos Díaz lo fundó en 1986. Entonces se pagaba en pesetas.