LA provincia de Cádiz es una potencia gastronómica. Esto lo dijo Ferrán Adriá, cuando vino para el Innovazul de la Zona Franca. Y lo ha certificado la Guía Michelín. En…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
HA sido estupendo que los Reyes de España entregaran ayer una de las Medallas de las Bellas Artes al Gremio de Arte Sacro. La recibió su presidente, Francisco Carrera Paquili.Y, además del reconocimiento que supone para el Arte Sacro, lo es también para el esfuerzo de Paquili, que es un…
VOLVEMOS a nuestra Antología del Relato, según don Pedro, que ha sido paseado bajo palio en su congreso. Otro relato que gusta mucho, y que se difunde a tontas y a locas, es que el PP hace el ridículo en Europa, mientras que el PSOE está a la altura de…
CALIFICAR el fallo del jurado del Carnaval como justo o injusto carece de sentido común. Con el actual sistema de puntuaciones no suele haber grandes sorpresas, aunque algunos puestos se deben al azar de un puntito o dos, que es hilar finísimo. Los finalistas del Carnaval de 2017 son previsibles. Si nos preguntan antes de empezar, sólo hay dos infiltrados: la chirigota ‘No te vayas todavía’, del Bizcocho, de San José de la Rinconada, y el coro ‘La reina de la noche’, de los estudiantes que no todos estudian. Se han ganado ese puesto de honor durante el concurso.
ES una retirada a tiempo. Es decir, a tiempo de convertirse en uno de los personajes míticos del Carnaval de Cádiz, sin insistir en el juego sucio de destrozarse los grupos unos a otros, como acostumbran las comparsas en los últimos años. A tiempo de quedarse fuera de las pequeñas miserias, como si una comparsa tiene dos o tres puntos más, o si este cuenta con más amigos en el jurado. Aparte de que Cádiz, con su ausencia, podrá valorar (con Antonio Martín vivo y coleando) el hueco insustituible que se queda, que será el de la esencia de las comparsas, cuando eran reconocibles, sin buscarle los tres pies al gato que maúlla no se sabe por qué.
ANTES de que apareciera la nueva política, en Cádiz la marea más conocida era la del restaurante de Mikel Elorza en el Paseo Marítimo. También estaba el chiringuito La marea, de la misma propiedad, que no se instalaba en invierno, pues no era costumbre. Igualmente se conocían en Cádiz las mareas altas y las mareas bajas. Así como en verano se hablaba de las mareas de Santiago, cada vez menos, porque con el calentamiento global, las arenas de Costas, o lo que sea, las mareas de ahora ya no son como las de antes, cuando las olas llegaban a veces hasta el Paseo Marítimo. En aquellas viejas mareas no había camisetas de colores, ni se veía a gente de Izquierda Unida y Podemos.
VERDADERAMENTE corren tiempos difíciles, y son malos tiempos para la lírica, como diría Bertolt Brecht. Ustedes lo están viendo. El mundo se ha enloquecido. En plan totalmente Murphy, cuando puede ocurrir algo malo, sucede algo peor. Ahí está el Brexit. Ahí tenemos a Donald Trump en la Casa Blanca. Ahí hemos visto las inundaciones de Málaga, justo el día antes de llegar Hollande para una cumbre hispano francesa con Rajoy. Ahí nos hemos enterado de que lo ha invitado a una reunión en París. Hollande quiere que España forme parte del núcleo fuerte de Europa, junto a Francia, Alemania e Italia. Es para echarse a temblar.
HAY que ver lo que cambia la vida de un siglo a otro. Lo pensaba al leer la crónica sobre el derribo de las murallas de Cádiz (un hecho acaecido el 3 de marzo de 1906), que publicó Diego Joly en el Diario recientemente. Aquello se vivió en Cádiz como un acontecimiento estupendo, un símbolo del progreso para una ciudad que se abría al mundo. Todavía no tenían en mente cambiar el PGOU de la plaza de Sevilla. Sin embargo, ahora uno de los argumentos que esgrimieron contra el hotel de Renfe es que taparía las murallas, o lo que queda, se entiende. Porque todo el frente del muelle se lo llevaron por delante a principios del siglo pasado.