EL atentado de un yihadista islámico en Algeciras ha causado una profunda conmoción. Es lógico. En el ataque perpetrado en dos iglesias por Yassin Kanjaa falleció el sacristán de la…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
EN la partida por la Alcaldía, Antonio Muñoz se ha sacado un as de la manga: la Ley de Capitalidad para Sevilla. Digamos que puede ser una forma de contrarrestar la mala compañía de Pedro Sánchez. El alcalde socialista ha recurrido a una propuesta que defendió el PP (y singularmente…
LA guerra del coronavirus parece que ha terminado. Aunque la OMS informó el pasado viernes que hay casi 40.000 muertes semanales por Covid en el mundo, de ellas la mitad en China. En Wuhan empezó todo y ahí quedó. Han pasado tres años desde que algunos visionarios alertaron del riesgo…
LA guerra del coronavirus parece que ha terminado. Aunque la OMS informó el pasado viernes que hay casi 40.000 muertes semanales por Covid en el mundo, de ellas la mitad en China. En Wuhan empezó todo y ahí quedó. Han pasado tres años desde que algunos visionarios alertaron del riesgo de una epidemia que se propagaría por el mundo. La historia, por reciente, es conocida, aunque se intenta olvidar. Según anunció la todavía ministra de Sanidad, Carolina Darias (que sustituyó en ese cargo al ahora líder del socialismo catalán, Salvador Illa), el Gobierno aprobará el 7 de febrero que las mascarillas no sean exigibles en el transporte público. Con ello se difunde el mensaje de que ya no hay peligro de contagios.
EL atentado de un yihadista islámico en Algeciras ha causado una profunda conmoción. Es lógico. En el ataque perpetrado en dos iglesias por Yassin Kanjaa falleció el sacristán de la parroquia de la Palma, Diego Valencia, y resultó gravemente herido el párroco de San Isidro, el padre Antonio Rodríguez. De inmediato, para evitar que las cosas se compliquen más por el odio y la intolerancia, se ha destacado que los ataques han sido cometidos por un lobo solitario, sin apoyo de grupos islamistas radicales. Pero un lobo solitario no es lo mismo que un loco espontáneo, sino que un lobo solitario es un radical que estaba ahí, y no fue descubierto a tiempo, y que actuó con violencia sabiendo lo que hacía: quería matar a sacerdotes. Al sacristán lo confundió con el párroco de la Palma, y por eso lo apuñaló, como hizo con el párroco de San Isidro.
EN la partida por la Alcaldía, Antonio Muñoz se ha sacado un as de la manga: la Ley de Capitalidad para Sevilla. Digamos que puede ser una forma de contrarrestar la mala compañía de Pedro Sánchez. El alcalde socialista ha recurrido a una propuesta que defendió el PP (y singularmente el ex alcalde Juan Ignacio Zoido), aunque es cierto que otro socialista, Alfredo Sánchez Monteseirín, también la pidió. Puede ser una forma de buscar al electorado moderado. No por la propuesta en sí misma, sino por ese afán conciliador que orienta su gestión desde que sustituyó a Juan Espadas. Una conciliación más juanmista que pedrista, y que resulta ajena a las broncas de la política nacional, auspiciadas por el ilustre visitante al que recibió el 14 de enero en el pabellón de la Navegación. “Navegamos frente a tempestades”, dijo Sánchez.
A priori, la candidatura de Bruno García, como aspirante a la Alcaldía de Cádiz por el PP, es la más fuerte de todas. Algunos dicen que es la única presentable, pero eso ya es una cuestión discutible. Es natural que los demás candidatos le vean como el enemigo a batir. Y que para muchos gaditanos sea ilusionante que se presente un político con perfil moderado, capaz de aglutinar a las personas no radicales, para que Cádiz no siga perdiendo el tiempo. Doy por obvio que la confrontación política forma parte de la democracia, pero es muy lamentable que el principal argumento que se está utilizando contra Bruno García sea que ha nacido en Jerez. Aunque por ahí no se consigue nada.
ES muy bonito que tengamos una polémica sobre los patinetes en el Metro. Nos crea la ilusión de que disponemos de un gran Metro, que comunica la ciudad en todos sus barrios. En vez de la triste realidad: hay una línea única, de este a oeste y de oeste a este, por algunos barrios y zonas del entorno metropolitano. Aun así, es cierto que enlaza Mairena del Aljarafe y San Juan con Sevilla y la zona de los Quintos en el entorno de Dos Hermanas, y que pasa por Los Remedios, la Puerta Jerez (al lado del centro), el Prado, Nervión, Ciudad Jardín, Amate, la Plata, la Universidad Pablo de Olavide, etcétera. Tampoco es tan inútil como algunos creen. En ese contexto, con el patinete hemos topado. ¿Se debe subir o no?