SER gaditano de nacimiento es lo peor que te puede pasar para tener un reconocimiento en Cádiz. Desde que fue restaurada la democracia, todavía ninguno de los que han ejercido…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
SE suele recordar que la Feria de Sevilla fue ideada por un catalán, Narciso Bonaplata, y un vasco, José María Ybarra. Por supuesto, no eran un catalán y un vasco independentistas, ni la Feria ganadera de 1847, con sus 19 casetas en el Prado, era como la de 2024. Sin…
FALTAN siete días para las elecciones en el País Vasco. Los de EH Bildu sueñan con ganar. Sería su primera vez. ¿Pasearán en gabarra? El mejor padrino para botarla sería Pedro Sánchez, que tanto les ha ayudado, hasta el punto de que ya pocos se acuerdan de que son los…
SON días de pregones abundantes y de rimas sencillas. Así, pues, esto de “Koldo, échame el toldo”, es como lo de “Currito dale al botoncito” de Quitasol, que empezó Antonio Somoza y se popularizó con la narrativa de José Antonio Sánchez Araujo. Hoy en día, para los toldos, se puede cambiar a Leopoldo por Koldo, que tiene nombre de ariete rompedor. Y esto lo digo porque Koldo pudo ser una mina para Sevilla. Si en vez de mascarillas, hubiera vendido toldos, más se hubiera forrado. Hubiera dejado Sevilla a la sombra. Y esto lo digo porque aquí gusta mucho un toldo, pero no siempre se colocan a tiempo. No son como las mascarillas, que se colocaron con rapidez a las buenas amistades.
PORTUGAL también existe, pero aquí nos comportamos como si estuviera en las antípodas. Es limítrofe con Andalucía y apenas se nota. En tiempos pretéritos estuvo unificado bajo la misma Corona. No voy a insistir en la historia, a día de hoy son dos países de la Europa unida. Mientras los portugueses se preocupan bastante por lo que ocurre en España, aquí se les corresponde con indiferencia. Hoy es día de elecciones en Portugal, a las que apenas se ha prestado atención. ¿Por qué será? Elecciones anticipadas, ya que el primer ministro socialista, António Costa, se vio forzado a dimitir por un caso de corrupción. ¿A qué les suena?
HOY se celebra el Cabildo de Toma de Horas para aprobar los horarios e itinerarios de la Semana Santa de 2024. En realidad, el cabildo es ya sólo un rito, en el que las autoridades civiles y religiosas cumplen el formalismo de firmar la nómina y pronunciar un discurso. Avalan lo aprobado previamente por el Consejo de Hermandades, que no siempre es lo que preferiría el citado Consejo, ya que los horarios de algunos días han sido decididos por los hermanos mayores (por unanimidad o por mayoría), según los requisitos acordados. ¿Son mejorables los horarios e itinerarios de 2024? Seguro que sí, todo es mejorable. Aunque nadie tiene una varita mágica. Dependen de un tiempo y un espacio que son finitos, y que cuentan con limitaciones.
CAE la lluvia al otro lado de los cristales, con persistente monotonía, como en el poema de Antonio Machado. Caen los que fallecen en un Cádiz que se pierde, uno tras otro, con una monotonía que abruma. Ya nada está donde estuvo, ni nadie sigue en su lugar. Ni siquiera doblan campanas en el Carmen, San Antonio, o la Castrense por un barrio del Mentidero que ya no es el que era, ni tiene a los que tuvo. Ya no escribe ningún poema Gitanilla, ni entra o sale nadie en la redacción y los talleres del Diario de Cádiz. En la calle Ceballos, donde teníamos los despachos, ahora existe un supermercado. Y se nos ha ido también Paco Perea, que fue uno de los protagonistas de aquel Diario. Hoy el siglo XX ya se parece más al XIX, es sólo historia, alejada del presente.
SEGUIMOS en la octava civil del fallecimiento de Carlos Díaz. Al homenajear la trayectoria del primer alcalde de la democracia, resultaría injusto no elogiar sus aportaciones determinantes para las tres C de Cádiz: el Carnaval, las cofradías y el Cádiz CF. Desde luego, aquel alcalde no era el prototipo del gadita. Desde el minuto 1, le criticaron que había nacido en Sevilla. Vivía en Cádiz, y en Cádiz siguió tras su retirada. Cierto es que vivía en Bahía Blanca, que no está considerado el barrio más gadita. Y también es cierto que como sevillano era “fino y frío”, como los calificó Unamuno. No era miarma. Y, como gaditano, no era de rimas con Logroño, ni de romper horquillas, ni de gritar “esto es Cádiz…”, etcétera. Pero ahí quedó su aportación.