SER gaditano de nacimiento es lo peor que te puede pasar para tener un reconocimiento en Cádiz. Desde que fue restaurada la democracia, todavía ninguno de los que han ejercido…
LA derrota del Cádiz ante el Sevilla puede parecer engañosa. Al minuto 90 se había llegado con empate. Fue un duelo competido, en el que el Cádiz tuvo aspectos buenos…
SE suele recordar que la Feria de Sevilla fue ideada por un catalán, Narciso Bonaplata, y un vasco, José María Ybarra. Por supuesto, no eran un catalán y un vasco independentistas, ni la Feria ganadera de 1847, con sus 19 casetas en el Prado, era como la de 2024. Sin…
FALTAN siete días para las elecciones en el País Vasco. Los de EH Bildu sueñan con ganar. Sería su primera vez. ¿Pasearán en gabarra? El mejor padrino para botarla sería Pedro Sánchez, que tanto les ha ayudado, hasta el punto de que ya pocos se acuerdan de que son los…
IMPORTANTE victoria del Cádiz en Alcorcón, conseguida después de sufrir más de lo estrictamente necesario. Este partido pudo quedar sentenciado antes del descanso, tras mostrarse el Cádiz muy superior en los primeros minutos. Pero se complicó por los propios errores y por la actitud temerosa. Si se ganó al final, es porque el Alcorcón demostró que no va a descender a Segunda B por casualidad. Su falta de puntería es asombrosa. El Cádiz debería replantear algunas de sus actitudes equivocadas, y explotar mejor su potencial, porque cuenta con muchas opciones de pelear por el ascenso a Primera. Incluso la segunda plaza no está imposible, aunque ya es difícil.
EN la política española casi siempre ha existido el bueno y el malo. A veces también el feo, o incluso el guapo. Se recuerda desde los tiempos de Franco, cuando el generalísimo era el bueno y los ministros hacían de malos. No estaban a su altura, aunque era bajito. De ese modo, él seguía pescando salmones y hablando de la conspiración judeomasónica y comunista. Después, en la democracia, el asunto se regularizó. Con Adolfo Suárez, que era el bueno, tuvimos como malo a Abril Martorell. Hasta que el bueno por definición pasó a ser Felipe González y el malo Alfonso Guerra. Se le decía: “¡Dale caña, Alfonso!”. Y este admirador de Antonio Machado allá que iba. Pues en Cádiz han copiado el sistema, de manera que el alcalde González, de Podemos, quiere ser el Kichi bueno. Mientras que el edil memorioso, de Ganemos, ejerce de Martín el malo.
UNA característica esencial del pensamiento sevillano es: cualquier tiempo pasado fue mejor. A veces es verdad y a veces no. Pero sirve para todo. En Sevilla el presente siempre es lo peor que hemos conocido. Y en el futuro ni siquiera se piensa. ¿A qué se debe? Quizás a que en el pasado fuimos jóvenes, o ni siquiera habíamos nacido, y estaba todo por vivir. Mientras que el presente, ¡ay!, ya no es lo que era, y nos queda menos. Y en el futuro puede que no quede nada, ojú. Así convertimos la nostalgia personal en universal, con el consiguiente pesimismo. Todo está muy mal, y se debe a la decadencia de los tiempos.
LOS senderos se han puesto de moda entre la clase política. Recientemente leí que la Ley de Senderos es la única que le han aprobado a Podemos, en el Parlamento de Andalucía, en la presente legislatura. ¡Y por unanimidad! Por otra parte, el portavoz de Ciudadanos en Cádiz, Juanma Pérez Dorao, ha propuesto a Costas la creación de un sendero entre el Ventorrillo del Chato, Torregorda y el Río Arillo. Me adhiero a esa propuesta. De ese modo se podría ir andando desde Cádiz a San Fernando, por la margen derecha (que es la buena, la de la playa), ya que actualmente existe conexión entre Cortadura y El Chato, y también entre el casco urbano de San Fernando y el molino del Río Arillo. Todo eso aparte de los valores paisajísticos.
LA exageración es una característica habitual en Cádiz. Un ejemplo lo tenemos en las avenidas de esta ciudad. ¿Cuántas hay? Realmente, todo el mundo sabe que durante largas décadas aquí sólo había la Avenida, la única, que originalmente fue diseñada en tiempos de los romanos, cuando los Balbo y demás. Igual que sólo existía el Puente, que era el de José León de Carranza. En los tiempos de la alcaldesa Teófila Martínez tuvimos otra avenida y otro puente, que pasaron a denominarse popularmente como la nueva Avenida (o bien la avenida del soterramiento) y el nuevo puente (al que nadie llama de la Pepa, ni de la Constitución de 1812). Por tanto, la ciudad de Cádiz, a día de hoy, tiene dos puentes y dos avenidas.